Muchas poblaciones de peces de todo el mundo están amenazadas por la sobrepesca o ya han desaparecido. Una de las principales razones de esta devastadora tendencia es que los responsables políticos a menudo ignoran los límites de captura establecidos por los científicos, que pretendían ser umbrales estrictos para proteger las poblaciones. Pero un estudio ha demostrado que incluso estas recomendaciones científicas eran a menudo demasiado permisivas.
En la Unión Europea (UE), por ejemplo, la pesca se gestiona principalmente mediante límites de captura permitidos, conocidos como cuotas, que establece el Consejo Europeo de Ministros de Agricultura basándose en el asesoramiento científico y en las recomendaciones de la Comisión Europea. Un nuevo estudio realizado por científicos australianos demuestra que no solo se han fijado límites demasiado benevolentes para la industria, sino que, además, se ha sobreestimado la recuperación de muchas poblaciones que, en realidad, están bajando.
Para el estudio, Graham J. Edgar, de la Universidad de Tasmania, y sus colaboradores, analizaron datos de 230 poblaciones de peces de todo el mundo y descubrieron que las cifras sobre abundancia de peces a menudo han sido demasiado optimistas. Afirman que se han sobrevalorado tanto el número de ejemplares como la rapidez con la que las poblaciones podrían recuperarse.
Las poblaciones de aquellos peces que ya se han reducido debido a la sobrepesca se ven especialmente afectadas, según el estudio de estos científicos.
El escándalo de las ‘recuperaciones fantasma’ de peces
Sin embargo, lo más grave es que esta sobreestimación de peces ha dado lugar a las llamadas ‘recuperaciones fantasma’, en las que se clasifican como recuperadas unas poblaciones que, en realidad, siguen disminuyendo.
La revista Science, donde se publica el estudio, pidió a dos de los expertos en pesca más citados del mundo, Rainer Froese del Centro GEOMAR Helmholtz para la Investigación Oceánica de Kiel y Daniel Pauly de la Universidad de Columbia Británica, que interpretaran los resultados. Ambos abogan por modelos de medición más simples, pero más realistas, basados en principios ecológicos, y piden evaluaciones y gestión más conservadoras cuando surgen incertidumbres.
“Esto ha dado lugar a reducciones insuficientes de los límites de captura, precisamente cuando más se necesitaban”, explica Rainer Froese. “Desafortunadamente, este no es sólo un problema del pasado. Las sobreestimaciones que se han detectado sobre el tamaño de las poblaciones de peces en los últimos años no se están aprovechando para corregir este error en las evaluaciones que se realizan actualmente”.
Es probable que el número de poblaciones casi desaparecidas sea un 85 por ciento mayor de lo que se pensaba
La investigación de la Universidad de Tasmania también demuestra que casi un tercio de las poblaciones piscícolas clasificadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como “explotadas de manera sostenible al máximo” han entrado ya en la categoría de “sobreexplotadas”. Además, es probable que el número de poblaciones casi desaparecidas (aquellas con menos del diez por ciento de su biomasa original), y que están dentro de la categoría de sobreexplotadas, sea un 85 por ciento mayor de lo que se pensaba anteriormente.
El culpable: un sistema de evaluación desfasado
Pero, ¿qué causa estas distorsiones en las estimaciones de las poblaciones de peces? Las evaluaciones estándar utilizan modelos que pueden incluir más de 40 parámetros diferentes, como la historia de vida de los peces, los detalles de las capturas y la presión pesquera. Esta gran cantidad de parámetros hace que las evaluaciones sean innecesariamente complejas, afirman Froese y Pauly. Por ello, los resultados solo pueden ser aplicados por unos pocos expertos con acceso a los modelos, datos y configuraciones originales.
Además, muchos de los parámetros de entrada necesarios son desconocidos o difíciles de estimar, lo que lleva a los responsables de estos modelos a utilizar valores poco fiables y que son los que se han venido usando. Froese señala: «Estas prácticas pueden sesgar los resultados en favor de las expectativas de los responsables de los modelos».
Por lo tanto, los autores piden una revisión de los modelos actuales de evaluación de las poblaciones de peces. Abogan por modelos más simples y realistas basados en principios ecológicos. También piden un mayor uso del principio de precaución: en caso de duda, se deben utilizar estimaciones conservadoras para proteger las poblaciones.
«En esencia, la pesca sostenible es simple», dice Rainer Froese. «Se debe extraer menos biomasa de peces de la que se regenera». En síntesis, afirma, se debe permitir que los peces se reproduzcan antes de ser capturados, se deben utilizar artes de pesca respetuosas con el medio ambiente y se deben establecer zonas protegidas.
Además, el funcionamiento de las cadenas alimentarias importantes debe preservarse reduciendo las capturas de peces forrajeros como las anchoas, las sardinas, el krill o el arenque: estos son los principios de la pesca sostenible basada en los ecosistemas. Froese añade: “Cuatro de estos cinco principios pueden implementarse incluso sin conocer el tamaño de las poblaciones”.
Estudio de referencia: https://www.science.org/doi/10.1126/science.adr5487
……………..
Contacto de la sección de Medio Ambiente: [email protected]