Quedan pocas horas para conocer la sentencia del caso de Daniel Sancho. El cocinero español está acusado del asesinato y desmembramiento del cirujano colombiano Edwin Arrieta. El hijo de Rodolfo Sancho lleva más de doce meses en prisión provisional, ingresado en la cárcel de Koh Samui, Tailandia.
La resolución de la condena marcará si Daniel Sancho podrá regresar a España. Existe un acuerdo internacional penitenciario con el país asiático dese 1983, y en caso recibir la cadena perpetua, podría seguir cumpliendo condena en territorio español tras pasar los primeros 8 años en Tailandia.
No obstante, Sancho podría enfrentarse a la pena de muerte si sale culpable del juicio. El artículo 289 del Código Penal de Tailandia, refleja como causa de pena de muerte la premeditación o el ensañamiento del delito. La abogada penalista, Beatriz Uriarte, indicó en una entrevista para CNN que el contexto podría cambiar al ser un ciudadano extranjero.
«En Tailandia cuando se impone la pena de muerte a un ciudadano extranjero se le suele conmutar esa pena por una pena de prisión (…) Lo que habría que hacer es dirigir una petición indulto al rey para decidir si conmuta esa pena», explica la letrada. En este caso, Sancho no podría volver a España, debido a que no existe la pena capital en nuestro país.
En total, se han ejecutado a 326 personas en Tailandia desde el año 1935, que fue cuando se llevó a cabo la primera pena muerte desde que el país se convirtió en monarquía constitucional. La gran mayoría de estas ejecuciones (319) se realizaron por fusilamiento, que era el método utilizado por las autoridades hasta el año 2002.
Tras las duras críticas por parte de organizaciones en defensa de los derechos humanos, finalmente Tailandia renunció a las ejecuciones por fusilamiento, y las reemplazó por la inyección letal desde el año 2003, que incluye tres sustancias químicas: tiopental sódico, bromuro de pancuronio y cloruro de potasio. Además, desde entonces, el número de ejecuciones también ha ido en descenso, por lo que solo siete condenados a muerte han recibido la inyección letal en Tailandia.