Toni Estela, de 51 años, estuvo interno en el centro de protección de menores de la Fundación Nazaret, en Palma, entre los once y los trece años, a mediados de la década de 1980. Ha denunciado que durante ese tiempo, tanto él como otros niños, fueron violados en reiteradas ocasiones por uno de los monitores, F.C.M.F., que en la actualidad tiene 68 años. Este hombre tuvo que declarar como imputado en el juzgado, donde negó todas las acusaciones. Su defensa, en cualquier caso, insiste en que los hechos estarían ampliamente prescritos, por lo que ha solicitado el sobreseimiento.
El hombre que presuntamente abusó de usted de niño tuvo que declarar como investigado el pasado miércoles en el juzgado de Palma. ¿Qué sintió al conocer la noticia?
Un gran alivio. Ha sido importante para mí, y para otras personas que fueron abusadas por él cuando éramos niños. Es importante que se sepa lo que ha pasado en esas instituciones, con el silencio cómplice de los responsables. Porque no es él solo quien debería pedir perdón, sino las instituciones que lo permitieron, empezando por el Obispado, que era el principal responsable.
Sin embargo, el denunciado mantiene que su denuncia es mentira, que usted se lo ha inventado todo.
Pues que me denuncie si es mentira. Hay que tener la cara muy dura y ser muy cruel para decirme que es mentira. No me lo dirá a la cara. Y que sepa que voy a seguir luchando hasta que reconozca los hechos y me pida perdón públicamente.
Los juristas están todos de acuerdo en que los hechos no serán juzgados porque han prescrito, ha pasado demasiado tiempo.
Pero mi dolor no ha prescrito ni va a prescribir nunca. Yo no entiendo de leyes, pero si esta persona tiene un poco de humanidad, lo que tendría que hacer es pedirme perdón y no decirme que soy un mentiroso.
Usted fue a buscarle a su casa y le grabó un vídeo en el que parecía reconocer los abusos.
Yo grabé ese vídeo después de ver que la justicia no hacía nada. Porque ya le había denunciado en el año 2016, pero lo archivaron de inmediato. Y estas son cosas que hay que depurar, porque si no las depuran no cambiará nunca nada, y los abusadores de niños seguirán actuando impunemente. Porque yo estuve en un centro que se suponía que era de protección de menores y realmente era un centro de protección de pederastas.
Después de ese vídeo, ¿ha tenido algún contacto con el denunciado?
No, solo han tenido contacto los abogados. Llamaron a mi abogado para negociar un acuerdo, y me han llegado a ofrecer 150.000 euros y una casa a escoger entre cuatro a cambio de retirar la denuncia. Pero yo no he accedido, ni se me pasó por la cabeza. No es eso lo que busco, yo no me vendo. Lo que pretendo es que reconozcan lo que pasó y que esto sirva para que estos casos no se repitan nunca más.
¿No cree que las cosas han cambiado en todos estos años?
No, en el fondo no ha cambiado nada. A los niños no les escuchan, y la Administración funciona como una maquinaria a la que no le importan las personas. Para que cambiaran las cosas tendrían que comenzar por reconocer que estos abusos ocurrieron y nadie lo ha hecho todavía.
¿Le bastaría con que el denunciado reconociera lo que pasó y pidiera perdón?
Seria un primer paso. Yo no soy juez, no tengo derecho a juzgarlo. Pero no olvido, mientras no pida perdón, yo no olvido.
Usted extiende la responsabilidad a las instituciones. El presidente del patronato de la Fundación Nazaret es el obispo.
Claro que son responsables. Me reuní una vez con el obispo y salió bien escocido con todo lo que le dije. Desde entonces, he pedido dos veces volver a reunirme con él, pero ya no quiere hablar conmigo. Y el actual director de Nazaret tampoco me facilita nada. Le he pedido mi expediente, pero no me lo dan, me envían al IMAS, me dan largas…
Usted mantiene que hubo decenas de niños que sufrieron los abusos sexuales a manos del mismo monitor durante aquellos años. ¿Durante estos meses se ha puesto alguno en contacto con usted?
Sí, he hablado con dos de ellos, pero no quieren denunciar y lo entiendo. Han pasado muchos años, todos tienen una familia que en la mayoría de los casos no saben nada de lo que les pasó cuando eran niños, porque estas cosas no es fácil contarlas.