La proposición no de ley (PNL) aprobada el mes pasado por unanimidad en la Comisión de Agricultura del Parlamento de Canarias ha marcado un punto de inflexión en el sector platanero del Archipiélago. No por los efectos que tendrá su desarrollo, que nadie se atreve a aventurar, sino porque ha traído a primerísimo primer plano la necesidad de revisar el funcionamiento profundo del gran protagonista del campo isleño. El calor que trae el cambio climático ha variado el calendario, cada vez mayor número de hectáreas están en menor cantidad de manos y el control sobre el crecimiento de la producción y la concesión de ayudas está en duda.
Hace nueve meses que las organizaciones profesionales agrarias exigieron a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria del Ejecutivo canario que se remangara y metiera los brazos hasta los codos en una realidad que se convertía en lodo. «El consejero [Narvay Quintero] nos pidió herramientas y ahí está la PNL, ahora ya no vale esconderse», señala el portavoz de Palca (Plataforma Agraria Libre de Canarias), Sergio Rodríguez.
«El consejero nos pidió herramientas y ahí está la PNL, ahora ya no vale esconderse»
Dos de los principales preceptos que recoge la mencionada PNL que Quintero deberá retomar en septiembre –«y si no, exigiremos responsabilidades», advierte Rodríguez– son el tope de la producción subvencionable (65.000 kilogramos por hectárea anuales) y la prolongación de dos a tres años del periodo histórico que se toma como producción de referencia para la concesión de esas ayudas.
Rebumbio servido. El portavoz de Palca sostiene que lo primero que el consejero les advirtió es que echaba en falta a Asprocan (Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias) en esas conversaciones. Por eso «pidió someter a votación entre todos los plataneros las demandas, pero no íbamos a soportar la situación actual por más tiempo», detalla Rodríguez.
Propiciar enfrentamientos
El presidente de Asprocan es Domingo Martín. Desde su perspectiva, la PNL, lejos de solucionar problemas –reconoce que existen–, ha propiciado el enfrentamiento. ¿Entre «grandes y pequeños»?, como defiende; ¿o entre «tradicionales y advenedizos»?, como asegura el portavoz de la Palca.
Más. Mientras Asprocan sostiene trabajar en defensa del sector en su conjunto, las organizaciones profesionales agrarias afirman que si hay unos grandes beneficiados son quienes acaparan cada vez más hectáreas y, por tanto, más ayudas.
Existen menos productores que hace quince años, pero más hectáreas
¿Existe ese proceso de concentración? En la edición especial por su decimosexto cumpleaños, la revista Agropalca publicó un artículo del doctor en Economía por la Universidad de La Laguna (ULL) Juan Nuez. Tomando datos publicados en el Boletín Oficial de Canarias (BOC), concluyó que los 11.137 productores reconocidos en el bienio 2007-2008 pasaron a ser 7.535 en el periodo 2023-2024. Menos manos trabajando en el plátano (-3.602) no se traduce en una caída de la producción. En el mismo tiempo, la cantidad total ha aumentado en 427 toneladas hasta alcanzar las 423.195 el pasado año.
No para ahí el análisis del doctor Nuez. Para dejar claro que se trata de uno más de los muchos casos en que el libre mercado propicia que el pez chico sea engullido por el grande, el autor detalla que el 97,3% (-3.504) de los productores que depusieron los horcones producían un máximo de 50 toneladas anuales. Solo aumentaron en el tramo de quienes superan las 250 toneladas.
En contra de los pequeños
No obstante, Domingo Martín incide en que precisamente la PNL atenta contra los intereses de quienes tienen menos superficie en sus manos. Poner el tope con derecho a ayuda en los 65.000 kilos por hectárea significa castigar a quienes son capaces de sacar un mayor rendimiento a sus plataneras, «y por regla general son los pequeños los más productivos por aquello de que quien mucho abarca poco aprieta», afirma el presidente de Asprocan.
Frente a estos argumentos, los aludidos sostienen que quien más produce son quienes están en primera zona, como se conoce a las fincas más próximas a la costa. Con el añadido de que muchos de los grandes productores son también aguatenientes, y contar con agua de calidad es otro de los factores que en mayor medida garantiza la salud de las producciones.
Muchos de los grandes productores son aguatenientes y tener agua de calidad es fundamental
En el mismo número de la publicación, el histórico expresidente de Asprocan Leopoldo Cólogan destaca otros números: en 1992 el campo canario alumbró 343.000 toneladas de plátano; el año pasado la cantidad se elevó hasta las 476.000 toneladas. Ese incremento «demuestra el buen funcionamiento del sistema y el mantenimiento del sector platanero canario», destaca Cólogan en realación a la labor desarrollada por la Asociación de Productores Europeos de Plátano y Banana (APEB) en el Archipiélago.
Sin embargo, la cantidad es uno de los grandes problemas al que aluden todas las fuentes. ¿Hasta dónde llega la demanda? ¿Por qué hay que destruir fruta (picas) cada vez durante más meses? Y sobre todo, ¿cómo influye todo eso en el precio de venta? Con respecto a la última de las preguntas, «se encadenaron quince meses de malos precios», afirma Sergio Rodríguez.
El desplome de julio
En abril, mayo y junio, sin embargo, esa mala época en la que los productores llegaron a recibir solo 35 céntimos por kilo había girado hasta reportar 1,50 euros. Sin embargo, en la segunda mitad de julio los precios volvieron a desplomarse. Los plataneros vieron venir nuevas picas y cortaron fruta a destajo hasta inundar el mercado.
El 12 de julio, la empaquetadora tinerfeña Bonaoro señalaba en su boletín semanal: «Los precios se mantienen estables y no se prevén cambios ni bajadas a corto plazo». Siete días después, la misma empresa se veía obligada a cambiar el sentido de su mensaje: «El mercado se ha venido abajo esta semana debido al desconcierto y a la falta de información del volumen de las marcas».
Los productores no sirven los datos que permitan establecer una planificación
Los productores no sirven los datos que permitan establecer una planificación. No existe realmente un sector sino un club de competidores en el que cada uno vigila lo que hace el de al lado para intentar colocarse en una posición más ventajosa. Algo que se torna aún más grave en un contexto en el que el cambio climático propicia maduraciones adelantadas. El calor inesperado en, por ejemplo, febrero provoca que el plátano canario tenga inesperados competidores en invierno como la fresa. Con el añadido de que si en los países del continente situados más al norte continúa el frío, no va a apetecer fruta de primavera. El colapso está servido.
“No es fácil planificarse”, lamenta el presidente de Asprocan. Y la práctica totalidad de los productores coincide, aunque no son pocos quienes aluden a ello como una obligación si se quiere mantener en pie esta actividad agrícola. Además, invitan a explorar todas las innovaciones tecnológicas para conformar calendarios que permitan anticiparse a lo que va a ocurrir.
Marruecos, «empachado»
En agosto hubo que volver a las picas y enviar una parte de la producción a Marruecos, pero “está empachado ya”, señala el portavoz de la Palca, allí no cabe ni una piña más. Además, vender en el país vecino solo sirve “para maquillar y no tirar fruta, pero no cubre ni de lejos los costes”, continúa Sergio Rodríguez.
Asprocan se ha mostrado históricamente como una organización capaz de poner orden. Sin embargo, la rebelión de los más pequeños no le ha salido gratis. Aparte de ver debilitada su representatividad al haber quedado al margen de la aprobación de la PNL, se van conociendo diferentes prácticas mantenidas durante años que ponen en peligro futuras negociaciones con Bruselas.
A Canarias le conviene barrer su casa antes de renegociar la ficha del Posei para el plátano
Entre ellas, la de aumentar la superficie plantada mediante la adquisición de nuevas fincas por parte de algunos productores. Como las nuevas plataneras no están registradas ni tienen derecho a subvención, lo que se hace es declarar un supuesto incremento de la productividad de las hectáreas. Es decir, la misma área que antes daba 35.000 kilos cada año, ahora da el doble. Esos son los “advenedizos” a los que alude Sergio Rodríguez y que, según él, abundan. Domingo Martín también reconoce que existen pero reduce su número a “unos pocos”.
En todo este contexto, Canarias tiene que iniciar en meses la negociación de la nueva ficha financiera del Posei para el plátano. Y solicitará, como es de justicia, una revisión de los 141 millones de euros aprobados hace más de 20 años, cuando los costes de producción eran mucho menores. La cuestión es si será capaz antes de poner orden en las plataneras y, sobre todo, si lo será de ocultar a Bruselas por mucho tiempo más los comportamientos espurios que mantienen algunos de los que se reparten las subvenciones que nutren los ciudadanos europeos con sus impuestos.
Suscríbete para seguir leyendo