La administración de Apuestas del Estado de Vecindario Juan el Chico pasó de la noche a la mañana el jueves 22 de agosto pasado a convertirse en la más grande para un vecino de Vecindario. Un boleto comprado en ella lo hizo ganador de algo más de 87,3 millones de euros, el premio más elevado jamás repartido por el juego de la Lotería de la Primitiva en Canarias y el segundo mayor en toda España. El agraciado es anónimo, pero el administrador sospecha que se trata de uno de los 140 apostantes del Club de Amigos de su administración, en la calle Bentejuí, número 2, en pleno centro de Vecindario, en el municipio grancanario de Santa Lucía de Tirajana.
Este club, como los de todas las administraciones que lo tienen, está adscrito al canal oficial de Loterías y Apuestas del Estado. Que el agraciado pagó en el canal de inscritos en esta administración su boleto es un hecho. Así que el amigo de Juan el Chico ha podido ganar 87 millones habiendo invertido «solo un euro».
Lo comentaba ayer como pudo detrás de la mampara de protección desde el puesto de administrador que ocupa desde hace solo cuatro años Guillermo Montoya. Delante tenía cámaras de televisión y periodistas, isleños y nacionales, y un goteo incesante de clientes. Sonreía a pesar de todo.
Solo a media mañana ya había registrado un aumento del 30% de ventas respecto a un día convencional. Se convirtió en el hombre del día sin querer y al que casi todo el que entraba, muchos vecinos habituales, le gritaban «felicidades».
Repartió el mayor premio de la historia de la Lotería Primitiva en Canarias y a nivel nacional, el segundo, solo superado por uno sellado en Cataluña de más de cien millones. «Había otro que era segundo pero le ganamos el puesto», comentó mientras respondía y continuaba expendiendo o cambiando boletos de sorteos de todo tipo de loterías.
En su escaso tiempo al frente de esta administración, Montoya ha repartido algunos premios, pero la bomba saltó el jueves pasado, a través de la combinación ganadora: 8, 31, 33, 40, 41 y 42, complementario: 48 y reintegro: 5. Con todos los números acertados, el boleto ganador se hizo con un premio de 87.403.512,45 euros, fruto de un bote acumulado durante varios meses de sorteos sin ningún acertante de primera categoría.
«Que no diga nada»
Ser récord con el premio de la lotería primitiva del jueves ha supuesto un hito, pero Montoya no olvida otros, como el segundo premio de la Lotería de Navidad última de 125.000 euros con un boleto premiado y algunos de menor cuantía. La administración, abierta hace 30 años, ya repartió también suculentos regalos a sus apostantes, como el de 1,1 millones en 2013 en una apuesta de la quiniela fe fútbol.
Entre tanto torbellino, Guillermo Montoya quiso lanzar un mensaje al agraciado. «Recomiendo al que haya ganado este premio que no diga nada, más vale ser precavido. La suerte nunca se sabe donde está y es mejor llevarlo con cautela».
Hizo esta observación tras aclarar que el boleto fue comprado a través del Club de Amigos y explicar cómo funciona esta sociedad, que reúne a los apostantes habituales y cercanos a una administración. De ahí, su convencimiento de que el afortunado millonario es uno de sus 140 amigos.
«Te hizo un Bizum al menos?»
Sin dejar de ser afable con todos respondió a la pregunta que alguien le lanzó: «¿Al menos te hizo un Bizum para agradecerlo, no?». Ya mostrando cara de asombro respondió con los ojos abiertos y sin perder la sonrisa: «pues no, aún nada, que yo sepa».
Los ciudadanos entraban constantemente ayer por la mañana a este pequeño puesto de Juegos del Estado Juan el Chico, ubicado estratégicamente en una esquina de la calle Bentejuí desde la que se aprecia a solo una calle la zona peatonal de la Avenida de Canarias a la altura de Los Algodoneros.
En su mayor parte su clientela es habitual. Muchos tenían conocimiento de que Guillermo había dado el premio pero otros, ni idea. Simplemente acudían a hacer sus apuestos, como de costumbre. El punto común de todos, quienes lo sabían ya y los que se enteraron en ese momento, era el mismo, la cuirosidad sobre quién habrá sido.
El local de Guillermo Montoya fue ayer de todo menos aburrido. Comentarios, muchos, y de todo tipo. Curiosamente, en su mayor parte sonreían pensando en el susodicho y en voz alta en lo que harían ellos mismos de haberles tocado tal gracia económica. «Ese ya no está aquí», «igual lo tiene en el bolso y ni sabe nada» o «yo ya estaba un avión».
Carmen venía del gimnasio y al ver a tanta gente preguntó y se enteró. «Ah, pero y salió ya la Primitiva. Y cayó aquí? ¿Quién será, tienes idea? Igual el que lo ganó ni se ha enterado». Reconoció que no suele apostar, pero salió contenta con una Primitiva para el próximo jueves «por si sale otra vez», dijo mientras se iba, sin saber que, aunque toque, el premio no será tan abultado.
Un rascao fue Manuel Domínguez, pero no por el agraciado por la Primitiva, sino al recordar que se quedó encorajinado en el Sorteo del Gordo de Navidad. Contó que acudió a llevarse un número acabado en 8. «Yo nací un ocho del ocho. Es el número que compro siempre. Esta Navidad entré para llevármelo como siempre, pero no estaba colgado en el cristal y compré otro. Luego me enteré de que sí lo tenían, y lo colgaron después de irme. Y fuerte rasquera, ese fue el gordo muchacha», contó. Ayer eligió uno acabado en ocho, confiando en que su número vuelva a salir algún día.
Killian, un joven deportista ni sabía que había caído esa millonada y parecía importarle poco. «Yo vengo para comprarle a mi madre. No sé ni cómo va esto. Creo que si gana algún eurillo luego lo gasta en comprar otro y así». Se marchó igual que vino con una primitiva para su madre.
Eduardo llegaba del Castillo del Romeral. No es asiduo a esta administración, según reconoce. «Me enteré de que había caído y vine. Igual sale otro. Nunca se sabe», señala.
Otro vecino entró apoyado en su bastón. «Vivo ahí junto a la iglesia», comentó. «Todos los días vengo, pero me gasto un euro, es por ilusión. Y hoy vine a ver qué pasó con ese premio tan grande. ¿Se sabe quién fue?», expuso. Alejandro esperaba también en la cola que se formaba por segundos en el puesto de administración de Montoya, a quien otro conocido le preguntó, «¿pero no se te ocurrió abrir hoy la otra ventanilla, si sabías lo del premio». Montoya asintió resignado y explicó que de momento se tenía que apañar solo.
Llegó el turno de Alberto con dos euros en la mano. «Es lo que me gasto siempre, y si gano algo, pues los invierto de nuevo», mientras la caja registradora señalaba que había sido premiado con algunos euros tras comprobar los cuatro boletos que había llevado.
Vecindario suele tener suerte en los juegos de azar. Sus administraciones han repartido muchos premios, aunque ninguno como este último. La vida del afortunado cambiará y la localidad de Santa Lucía se coloca en un mapa récord.
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