Pocos igualan a Barack Obama en el arte de entusiasmar audiencias. La voz del expresidente retumbó en un estadio ávido de esperanza y optimismo. Un discurso muy medido en el que Obama reconoció que no será fácil ganar en noviembre y esperó un momento de silencio para pronunciar, refiriéndose a Kamala Harris ese eslogan que suena a gloria entre los demócratas. Michelle Obama fue la encargada de dar paso al expresidente. Ella, igual de ovacionada que su marido, aprovechó su momento de gloria para dar a Donal Trump su propia medicina. Las intervenciones de los Obama, ambas resaltando valores como la igualdad de oportunidades, la diversidad y la unidad de américa cerraron el segundo día de convención demócrata, dejando claro que la candidatura de Kamala Harris significa la continuidad de su legado.

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