«No la vimos venir». Ni siquiera James Catfield, el capitán del superyate Bayesian, pudo prever que una implacable tormenta acabaría hundiendo en la madrugada de este lunes esta embarcación de lujo frente a las costas del puerto siciliano de Porticello. Él tuvo suerte. Es uno de los 15 supervivientes de este naufragio, que se ha cobrado, de momento, la vida de un miembro de la tripulación mientras se busca a contrarreloj a seis desaparecidos, todos ellos millonarios, entre ellos el magnate tecnológico Mike Lynch, conocido como el ‘Bill Gates británico‘, y un ejecutivo de Morgan Stanley.
Tras trece años de lucha judicial contra el gigante Hewlett-Packard, y uno de arresto domiciliario en San Francisco a la espera del juicio, Lynch fue absuelto de fraude el pasado junio. Sobre él pesaban hasta 17 cargos que, de haber sido considerado culpable, le hubieran costado hasta 25 años en prisión.
Después de pensar que moriría en una cárcel de EEUU debido a sus problemas de salud, el empresario decidió celebrar su victoria judicial junto a sus más allegados con una travesía este verano por varios países europeos a bordo de este velero de lujo. Nunca se esperó que estas vacaciones que debían haber sido una celebración acabarían en una tragedia en forma de naufragio.
El Bayesian, un superyate de 56 metros de largo con bandera británica, zarpó de Róterdam (Holanda), y tras cruzar varios países europeos -entre ellos Bélgica, Francia, Reino Unido, España y Portugal- cruzó el estrecho de Gibraltar la semana pasada y tras hacer escala en Milazzo, llegó a Porticello en la noche del domingo.
A bordo iban 22 personas, diez miembros de la tripulación y 12 pasajeros, entre ellos Lynch, su esposa Angela Bacares y su hija Hannah, de 18 años. Con la familia viajaban algunos de los más estrechos colaboradores del empresario tecnológico, felices de poder celebrar su ansiada libertad tras un tortuoso litigio judicial.
Uno de sus acompañantes era Jonathan Bloomer, presidente no ejecutivo de Morgan Stanley International, quien además compareció como testigo de cargo en el caso judicial de Lynch a principios de este año. Su esposa Judy iba con él.
Pero no eran los únicos con vínculos con Lynch. Además, estaba su abogado, el hombre que se dejó la piel para no acabar sus días en prisión, Christopher Morvillo, y su mujer Neda, propietaria de una línea de joyería de lujo en Nueva York.
Ayla Ronald, una abogada neozelandesa de 36 años que formó parte del equipo legal que representó a Lynch cuando fue absuelto, y su pareja Matthew Fletcher, también figuraban entre los pasajeros. Así como Charlotte Golunski, socia de la empresa de Lynch, Invoke Capital, donde trabaja desde 2012, y su hija Sofía de tan solo un año.
Hundido en apenas 25 minutos
La mala suerte hizo que el domingo la embarcación atracara la noche del domingo en el puerto siciliano de Porticello. Horas más tarde, mientras los pasajeros dormían, una salvaje tormenta con intensos vientos se originó en la zona hundiendo en pocos minutos el megayate bajo las aguas del mar a apenas 700 metros del puerto.
Un vídeo de las cámaras de seguridad del puerto siciliano al que ha tenido acceso el diario The Guardian muestran al Bayesian sobre las 4:10 de la mañana del lunes atrapado por la tormenta mientras la embarcación comenzaba a hundirse. Apenas 20 minutos después, a las 4:35, alguien disparó una bengala de emergencia instantes antes de que el megayate desapareciera bajo el agua.
La Guardia Costera italiana acudió al rescate descubriendo a quince supervivientes a bordo de un bote salvavidas, entre ellos el capitán y la esposa del magnate británico. a contrarreloj comenzaron las tareas para localizar a los siete desaparecidos: Lynch, su hija, su abogado y su mujer, el ejecutivo de Morgan Stanley y su esposa y un miembro de la tripulación.
Hasta ahora solo ha sido localizado uno de ellos, el chef del yate, Recaldo Thomas, cuyo cuerpo fue recuperado sin vida en el mar. Del resto sin pistas mientras a cada minuto que pasa disminuyen las posibilidades de que sigan vivos tras casi 48 horas del desastre.
Las labores de búsqueda tampoco están siendo sencillas. La embarcación, se encuentra a una profundidad de 49 metros, y los buzos, aunque han logrado abrir un punto de acceso al barco, aún no han podido acceder a los camarotes donde se cree que están Lynch y el resto de desaparecidos.
Uno de los primeros objetivos de la investigación oficial será determinar si la tripulación del yate había cerrado las escotillas de acceso al barco antes de que llegara la tormenta.
Sin embargo, el caso tiene desconcertados a los expertos navales, ya que aseguran que un barco tan grande como el Bayesian habría sido diseñado para permanecer a flote durante muchas horas a pesar de tener agua, lo que no sucedió.