Carlo Ancelotti sabía que controlar los egos iba a ser una de las tareas que más trabajo le iba a dar esta temporada en el vestuario del Real Madrid. Y entre ellos, el de Rodrygo Goes era el llamado a perder más protagonismo con la llegada de Kylian Mbappé. Solo han pasado dos partidos, uno de ellos con un resultado inesperado, y ya tiene el italiano abierto el primer incendio.

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