Si nos dicen que vamos a pillar un gripazo, lo primero en lo que pensamos es en los síntomas físicos: los dolores musculares, la tos y la fiebre. Sin embargo, lo que realmente nos hace sentir pachuchos es el cansancio extremo, la apatía, la irritabilidad y esa niebla mental que parece que se va a quedar con nosotros para siempre.

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