Madrugar, llegar a la playa temprano y clavar la sombrilla para reservar el lugar puede conllevar multas de hasta 300 euros en municipios como Torrox (Málaga) o incluso 750 en playas de la Comunidad Valenciana, donde se ha declarado «la guerra» a esta práctica cada vez más frecuente debido a la masificación turística.
Según explica a EFE el alcalde de esta localidad, Óscar Medina, con estas sanciones que aplica la Policía Local pretenden evitar que algunas personas «se aprovechen» y reserven un lugar en la primera línea de playa pero no aparezcan hasta varias horas después.
«Lo que prohibimos es la reserva de espacios, es decir, esas personas que cogen la primera línea a las siete de la mañana y no llegan hasta la una de la tarde o aquellos que la colocan al mediodía y no vienen hasta las siete de la tarde. La policía persigue estas conductas porque queremos que todos disfrutemos de las playas», cuenta.
Con esa medida, Medina pretende, por tanto, que «las familias», «las madres con niños» o «los abuelos con sus nietos» puedan disfrutar de la playa cuando lleguen y no se encuentren con sillas, sombrillas y mesas vacías frente a ellos durante horas.
Según detalla, la Policía Local comprueba exhaustivamente que estos enseres playeros lleven muchas horas sin dueño y asegura que no sancionan a quienes se alejan para ir a comer o dar un paseo.
«Evidentemente la gente puede ir a un chiringuito, andar un paseo, ir a bañarse… Porque se sabe perfectamente si tú has ido a tomarte un espeto, por ejemplo», comenta.
Unos 300 objetos retirados
Desde finales de julio, la Policía Local de este municipio malagueño ha retirado más de 50 lotes y, en total, ha requisado unos 300 objetos entre sombrillas, mesas, toallas y otros enseres de playa.
Como indica el regidor del municipio, los agentes de la Policía Local patrullan las playas desde muy temprano y, a lo largo de las horas, detectan que las sombrillas llevan demasiado tiempo en primera línea sin que su dueño haya aparecido.
Entonces es cuando recogen los objetos, precintan la zona, indican a los dueños dónde deben recoger sus posesiones y las trasladan a las dependencias municipales en un pequeño camión.
Según contempla la ordenanza municipal que regula esta norma, los objetos requisados permanecerán allí durante un periodo máximo de catorce días.
Sin intención recaudatoria
La sanción mínima para estas personas que acuden a recoger sus pertenencias es de 30 euros, que los propietarios deben pagar antes de que termine el plazo ya que, a partir de esa fecha, pasan a considerarse «residuos» y son destruidos.
«No obstante, estamos estudiando que aquellos objetos que nadie reclame a tiempo puedan ser donados a una ONG en lugar de que sean destruidos», asegura el alcalde.
Aunque la cuantía total a la que puede ascender esta multa es de 300 euros, Medina aclara que la intención de esta medida no es recaudatoria, puesto que lo que pretenden es eliminar esta conducta «incívica».
Así, comenta que en general aplican la mayor penalización solo cuando los propietarios de los objetos se encaran con los agentes o hay algún tipo de conflicto similar.
Muy buena acogida
Según manifiesta el alcalde, esta es la medida más alabada y querida por los vecinos y, además, cree que el cien por cien de ellos la aplaude porque «no entienden» que haya personas que quieran «aprovecharse» de este lugar público de ocio.
«Entiendo que la gente a la que se le quitan los enseres esté molesta. Y que, si son cincuenta o cien personas a las que se les ha podido quitar este verano sus enseres, pues están cabreados. Yo empatizo con ellos, pero ahora mismo podemos tener 110.000 o 120.000 personas en estos momentos y este alcalde y este Ayuntamiento vela por todos ellos», afirma.
No obstante, ciudadanos como Ricardo, un cordobés que veranea desde hace años en Torrox, opinan que es una medida «desproporcionada» ya que «controla demasiado» la acción de los veraneantes.
Otros, como Isabel, una vecina del municipio, sí aplauden esta iniciativa: «Si alguien quiere coger sitio, que se quede allí, pero lo que no puede ser es esta pillería, porque aparecen horas después y, mientras, tenemos vistas a su preciosa sombrilla», asevera a EFE con ironía.