Un joven duerme con medio cuerpo recostado sobre una de las paredes de cristal del aeropuerto de Palma. Junto a él, una muchacha trata de descansar tumbada en el suelo sobre un colchón hinchable de playa de color rosa. Se tapa con una toalla. Sus rostros reflejan el cansancio y el hartazgo por no poder regresar a casa. Son Elgian, de 20 años, y Denisa, de 21, ambos turistas alemanes que han pasado tres días de vacaciones en un hotel en s’Arenal. “Esto es un caos. Vamos a pasar tres noches durmiendo en el aeropuerto”, detalla Elgian. “Los hoteles ahora son muy caros, no nos lo podemos permitir”, añade su novia Denisa.

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