El Escuadrón, compuesto por Estados Unidos, Australia, Japón y Filipinas, ha surgido como una respuesta militar potencial ante la creciente agresión de China en el Mar de China Meridional (SCS). Sin embargo, la limitada capacidad militar de Filipinas podría comprometer la eficacia de esta alianza estratégica.
Este grupo minilateral, también conocido como Squad, ha captado la atención como un bloque que intenta contrarrestar las acciones de China en la región. A pesar de que el Quad, una coalición similar, no ha evolucionado hacia una alianza militar, algunos expertos ven al Squad, formado por países aliados de Estados Unidos, como una reacción militar tangible frente a la asertividad china.
Aunque los miembros del Escuadrón no tienen compromisos formales entre sí, sus capacidades combinadas representan un medio prometedor para disuadir la creciente presión de Beijing sobre Filipinas en el SCS. Sin embargo, el hecho de que Filipinas sea el miembro más débil del grupo podría impedir la formación de estrategias de disuasión efectivas.
En comparación con los otros países del Escuadrón, Filipinas tiene una capacidad militar limitada. Aunque Manila ha incrementado su presupuesto de defensa a 4.100 millones de dólares, el país ocupa el puesto 34 entre 145 naciones en el Índice de Poder Militar de 2023.
La capacidad del Escuadrón para disuadir a China depende en gran medida de las fuerzas armadas filipinas, ya que es el principal país afectado por la disputa. Para fortalecer su capacidad militar, Filipinas ha incrementado su gasto en defensa y ha buscado alianzas estratégicas con naciones afines. Ejemplos de esto incluyen la reciente negociación de un Acuerdo de Acceso Recíproco de Tropas con Japón y la implementación de un Acuerdo de Fuerzas Visitantes con Estados Unidos y Australia.
Además, por primera vez desde la década de 1960, Manila ha desplegado sus aviones de combate en el extranjero, participando en el ejercicio militar Pitch Black en Australia. A pesar de estos esfuerzos, la poderosa y establecida presencia militar de China en el SCS sigue siendo una amenaza significativa.
Estados Unidos también tiene acceso a bases militares en Filipinas bajo el Acuerdo de Cooperación Reforzada para la Defensa, firmado en 2014. No obstante, el Tratado de Defensa Mutua de 1951 no especifica claramente las circunstancias bajo las cuales Washington brindaría apoyo a Manila, lo que podría dejar a Filipinas vulnerable frente a ataques no letales, pero agresivos de Beijing.
Un ejemplo reciente de esta agresión ocurrió en junio de 2024, cuando la guardia costera china llevó a cabo un violento ataque contra Filipinas, dañando buques de guerra filipinos e hiriendo a un miembro de la tripulación. Aunque este incidente provocó una reacción internacional, es poco probable que se tomen medidas significativas para contrarrestar el ataque.
La estrategia de transparencia de Filipinas parece haber alcanzado su límite, ya que es improbable que China modifique su conducta por presión internacional. Por lo tanto, Manila debe respaldar su campaña con medidas políticas contundentes para establecer una disuasión creíble. Una de estas medidas podría ser proponer a Estados Unidos la realización de una misión conjunta de reabastecimiento y rotación en la Sierra Madre, en el Segundo Banco Thomas.
El compromiso de Manila con los valores normativos de la ASEAN y la Declaración sobre la Conducta de las Partes en el SCS impide el uso de la fuerza militar contra China. La Declaración, que Filipinas apoya como solución a las disputas en el SCS, rechaza el uso de la fuerza en la región, lo que limita las acciones militares directas que Manila podría emprender junto al Escuadrón en esta disputa.
Algunos países de la ASEAN no ven con buenos ojos la intervención de Estados Unidos en la disputa y podrían sentirse incómodos con la colaboración de Manila con Washington. Un ejemplo de esta postura es el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, quien ha criticado la participación de potencias externas en la guerra.
La política interna de los países miembros del Escuadrón también influirá en la efectividad del grupo, especialmente en el caso de Filipinas, cuya política exterior ha oscilado históricamente entre Estados Unidos y China.
En Filipinas, crecen las preocupaciones por la prioridad que el presidente Ferdinand ‘Bongbong’ Marcos Jr. otorga a las disputas marítimas sobre los temas económicos. Según una investigación del grupo OCTA Research, la administración de Marcos obtuvo menos del 50% de aprobación en temas como pobreza, empleo y corrupción. A pesar de los esfuerzos de Marcos en proyectos de infraestructura, inversiones extranjeras y planes de desarrollo, los resultados han sido lentos y poco efectivos.
La reciente renuncia de la vicepresidenta filipina, Sara Duterte, al gabinete de Marcos, debido a diferencias políticas y de políticas, podría afectar el rol de Filipinas en el Escuadrón. Si Duterte, considerada más alineada con China, gana las elecciones de 2028, las medidas adoptadas por la administración de Marcos para contrarrestar la asertividad china en el SCS podrían revertirse.
El resultado de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos también es crucial. Si la administración Trump regresa al poder, su historial de amenazas para retirarse de acuerdos de cooperación podría alterar el compromiso de Estados Unidos con el Escuadrón.
En el actual clima geopolítico, es poco probable que el Escuadrón sea tan efectivo en contrarrestar a China en el SCS como algunos analistas predijeron.
A pesar de los robustos ejercicios realizados por los miembros del Escuadrón en el SCS, la asertividad de Beijing contra Manila no ha disminuido; de hecho, China se ha vuelto más violenta y hostil. En los próximos años, el Escuadrón permanecerá como una entidad relevante en el Indo-Pacífico. Sin embargo, para ser verdaderamente efectivo, deberá centrarse en lograr resultados concretos.