¿Por qué cuando vemos a un amigo bostezar bostezamos nosotros? O ¿Por qué cuando una persona se ríe a carcajadas a nuestro lado, normalmente, comenzamos a reírnos nosotros también? Un equipo internacional de investigadores, dirigido por científicos de la Universidad de Bolonia (Italia), ha estudiado los mecanismos neuronales que subyacen al comportamiento imitativo, un fenómeno que facilita la interacción y la cohesión social y permite a las personas relacionarse espontáneamente con los demás.

El estudio –publicado en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS)– ha desvelado nuevos conocimientos sobre cómo el cerebro regula este comportamiento, abriendo nuevas perspectivas para aplicaciones clínicas y terapéuticas.

«Nuestros hallazgos abren nuevas vías para comprender cómo puede manipularse la plasticidad cerebral para aumentar o disminuir el comportamiento imitativo y hacer que las personas sean menos sensibles a las interferencias durante la realización de tareas», explica Alessio Avenanti, profesor del Departamento de Psicología ‘Renzo Canestrari’ de la Universidad de Bolonia, que ha coordinado el estudio.

«Esto podría dar lugar a aplicaciones terapéuticas para mejorar el rendimiento cognitivo en pacientes con deficiencias neurológicas y trastornos de disfunción social», ha expresado.

¿QUÉ ES LA IMITACIÓN AUTOMÁTICA?

El comportamiento imitativo subyace a muchas interacciones sociales complejas y puede influir en las relaciones interpersonales, así como en la dinámica de grupo. Además, la imitación automática puede tener consecuencias negativas y a menudo hay que controlarla: para parar un penalti, por ejemplo, un portero tiene que inhibir la imitación de los movimientos del delantero.



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