Poco a poco, y sin que nadie lo planificara, un goteo de señales nos habla de la tendencia a redescubrir (o, en muchos casos, descubrir) a Maria del Mar Bonet por parte de numerosos creadores jóvenes. Mujeres, sobre todo, atraídas por su aura de figura determinada, su voz esplendorosa y su obra personalísima y apegada a la raíz. La adaptación de su clásico Alenar por la veinteañera Maria Hein, publicada hace unos días, en la que funde el melisma mediterráneo con arreglos electrónicos, es el último aviso de que algo está ocurriendo en torno a la cantante mallorquina, a añadir a las pistas deslizadas por artistas como Júlia Colom, Desert, Tarta Relena, Neus Borrell o Lia Sampai.
Todo ello confluye con el auge, desde hace unos años, de la sensibilidad por la música popular, tradicional o de raíz, por las canciones de trabajo en el campo y la alianza con la poesía, e incluso con el fenómeno en sí mismo que representa el revival de El cant de la sibil·la, el drama litúrgico de origen medieval, al que Bonet se acercó ya en estaciones tempranas de su carrera (con la ayuda de Enric Gispert, del capital grupo de música antigua Ars Musicae).
Una de las cantantes emergentes situadas en esa estela, la también mallorquina Júlia Colom, se sorprendía meses atrás en este diario ante ese giro perceptible en la escena musical. «A veces pienso: qué gracia que esté pasando esto ahora con estas músicas, cuando hace 50 años había un vacío», rumiaba, y añadía una reflexión sintomática de la admiración que despierta Bonet. «No me quiero imaginar lo que debió de ser para ella, en aquel tiempo, rodeada siempre de hombres, ser la líder y sentirse respetada».
Hein, también mallorquina (de Felanitx), ha hablado de Bonet como su más alto referente («mi cantante preferida de todos los tiempos», proclamó en el último Primavera Sound), y ella representa el cruce de ese influjo con las tendencias modernas del pop urbano y, en particular, el k-pop. Su Alenar representa un paso más tras la resignificación que Manel dio a la canción en 2019 fundiéndola, en forma de sample, en su tema Per la bona gent. También en el vanguardista Sónar se ha invocado a Bonet: el dúo electrónico Desert, con la voz de Cristina Checa, desplegó una adaptación de Me n’aniré a casa en su set del año pasado.
Más señales: el dúo Tarta Relena incluyó en su Pack pro nobis (2021) el erótico-festivo So de pastera, tema popular mallorquín que Bonet grabó décadas atrás con Al Tall. Y por lo que respecta a Colom, abordó en su Miramar (2023) un cruce de la tradición con tratamientos innovadores, su versión de El cant de la sibil·la, así como algunas tonadas de trabajo, tal como Bonet hizo (muy a contracorriente) en su primer álbum, en 1969. Se advierten huellas en otras voces, como la menorquina Anna Ferrer, vinculada al proyecto Càntut y que ha colaborado con Toti Soler, y en la barcelonesa, con raíces en las tierras del Ebro, Lia Sampai.
Ser ellas mismas
Y no se puede dejar de mencionar a figuras que ya marcaron tendencia hace algunos años, como Sílvia Pérez Cruz (versiones de Mercè y No trobaràs la mar), Maria Arnal (la aproximación a la sibil·la con Marcel Bagés) o Gemma Humet (que ha cantado Què volen aquesta gent? y L’àguila negra, esta con Judit Neddermann y Paula Valls).
¿Y qué dice de todo ello la artista aludida? «Han salido cantantes que cantan muy bien y yo agradezco mucho las cosas que dicen de mí. Son muy amables, son voces que empiezan y se agradece que te tengan como un referente, aunque yo las escucho y no veo tanto las similitudes. Pero si les gusto, me parece fantástico», razona Bonet. A todas ellas les pide «que sean ellas mismas, que disfruten haciendo lo suyo y que nos maravillen con sus canciones».
Neus Borrell, cantante y compositora con tres álbumes, adapta a poetas como su padre, Perejaume, así como Pepe Sales, Maria Mercè Marçal o Jacint Verdaguer. «Tiene una voz preciosa y potente», apunta Bonet, y añade: «La veo como una cantautora más parecida a lo que yo hacía».
Lo más llamativo es que la que un día fue 14ª integrante de Els Setze Jutges no ha hecho nada en particular para provocar que surja esta nueva generación de voces que la evocan, reivindican y/o adoran. No ha existido ninguna operación (disco de tributo, concierto colectivo en su honor, política de duetos…) que esté en el origen de esta ola favorable a su figura y obra, y a muchas de ellas ni siquiera las conoce personalmente.
Bonet les dedica palabras de agradecimiento, al tiempo que desliza una cordial advertencia: «Tened en cuenta que, si cogéis mis cosas, cantaréis mis defectos también».
Suscríbete para seguir leyendo