Por mucho que algo se barruntaba, la carta sacudió a todo el mundo del atletismo por su crudeza. Hace menos de un año, la estrella noruega del medio fondo Jakob Ingebrigtsen firmó, junto a sus hermanos y también atletas Henrik y Filip, un artículo en el diario noruego Verdens Gang acusando a su exentrenador de tratarles de forma violenta durante su preparación como deportista desde que eran unos niños. Suficiente para conmocionar al mundo del atletismo, pero no para estar conocer al completo el dramatismo de la historia.
Porque Gjert, además de todo, se apellida Ingebrigtsen y es el padre del gran favorito para hacerse con el doblete 1.500-5.000 metros en los Juegos de París, dos de las pruebas reinas del atletismo. El doble rol se rompió a principios de 2022, pocos meses después del título olímpico de Jakob en los 1500 de los Juegos de Tokio 2021. Entonces, Gjert dejó de ser el entrenador de los Ingebrigtsen, sin apenas explicaciones más allá de una suesta «baja médica». Desde entonces, cortó toda relación con sus tres hijos y pasó a ser el preparador de Narve Gilje Nordas, compatriota y mediofondista de 1.500m y 5.000m, las distancias de Jakob, de quien se ha convertido en el mayor rival.
Pero la realidad era mucho más turbia de lo que se mostró en un primer momento. Los triunfos y récords de Jakob (23 años), la gran estrella del deporte rey de los Juegos, y de sus dos hermanos mayores atletas [Filip (31), oro europeo y bronce mundial en 1.500; y Henrik (33), siete medallas internacionales entre Europeos al aire libre e indoor] escondían un pasado de sombras y de miedo, según su versión.
Durante el Mundial de Budapest 2022 se empezó a vislumbrar que lo sucedido iba más allá de un mero asunto profesional. Jakob logró entonces que su padre abandonara la concentración noruega. Gjert, que estaba como entrenador de Gilje Nordas, fue obligado a alojarse en otro lugar, un método que la federación noruega ha mantenido desde entonces.
«Agresivo y controlador»
“Hemos crecido con un padre que ha sido muy agresivo y controlador, y que ha utilizado la violencia física y las amenazas en su educación”, revelaron los hermanos en octubre del 2023, casi dos años después de romper lazos, estallando el conflicto de forma pública. Decidieron hablar porque «no fue posible manejar la situación de manera ordenada” y porque “las consecuencias fueron tan grandes que sentimos la responsabilidad de solucionarlo”.
“Hemos vivido con ello y, en la edad adulta, hemos seguido adelante. Hace dos años volvieron a ocurrir las mismas agresiones y castigos físicos y eso fue la gota que colmó el vaso”, describieron. Además reconocieron que deberían “haber parado antes” y consideraron la situación «inaguantable», dejando para el final de la publicación la confesión de mayor gravedad:
“Todavía sentimos el malestar y el miedo que nos ha acompañado desde la infancia. La presión que hemos sentido ha sido inhumana. Nos quedamos sin energía y la alegría de practicar deporte se fue. Todavía sentimos el malestar y el miedo que ha estado en nosotros desde la infancia”, lamentaron.
Respuesta del padre
Gjert Ingebritsen respondió, pronuciánose a través de su abogado: «Las afirmaciones que hacen carecen de fundamento. Nunca usé la violencia contra mis hijos. Que tengo debilidades como padre, y que he sido demasiado entrenador, es algo de lo que también me di cuenta, aunque demasiado tarde», justificó. Y agregó: “Estoy lejos de ser perfecto como padre y marido, pero no soy violento”.
El caso tuvo una dimensión desmesudara en Noruega, donde Jakob es una estrella mediática casi al nivel de su deportista más famoso, el futbolista Eerling Haaland. Entre 2016 y 2021, la intimidad del plan para formar exitosos corredores fue puesta al servicio de la sociedad noruega en Team Ingebrigtsen, la serie documental en la que, en apariencia, la violencia no era uno de los métodos cotidianos empeñados por el padre de los siete hijos.
«Nuestra familia vivió en el foco público durante muchos años y elegimos dejar que el público entre en nuestras vidas a través de series de televisión, entrevistas y mucho más. Que se haya producido violencia en esta vida familiar pública es impensable. El pueblo noruego vio nuestras vidas, para bien o para mal. Estoy lejos de ser perfecto como padre y marido, pero no soy violento», subrayó, aludiendo precisamente a que sus vidas fueron grabadas como método de defensa
Acusación de la Fiscalía noruega
Hace tres meses, la Fiscalía de su país acusó de malos tratos físicos a uno de sus hijos, un hermano menor de Filip (31 años), Henrik (33) y Jakob (23), los tres que triunfaron en el atletismo. Según publicó el diario noruego VG (Verdens Gang, El curso del mundo) Gjert Ingebrigtsen golpeó en la mejilla con una toalla mojada a uno de sus siete hijos. La policía cree que le ha sometido a amenazas, coacción y violencia durante cuatro años.
“El escrito de acusación, de dos páginas”, explica el periódico, “describe amenazas, coacciones, violencia, restricción de la libertad de movimiento y otras formas de delito. Un hecho clave en la investigación fue un incidente con una toalla a principios de enero de 2022. En ese momento, Gjert Ingebrigtsen y el niño agredido habrían tenido una discusión. Según la acusación, Ingebrigtsen gritó a la víctima, le acercó un dedo a la cara y le golpeó con una toalla mojada, dejándole una marca roja en la mejilla”. Según el código penal noruego, el caso de violencia familiar puede ser castigado con hasta seis años de prisión.
Vetado de la Villa y sin acreditación
Como ya ocurrió en anteriores concentraciones, Gjert está vetado por la Federación de Atletismo de Noruega, por lo que no puede residir en la Villa Olímpica. Y eso desemboca en que Nordas haya decidido no hacerlo tampoco. La relación entre Nordas y Jakob es muy tensa, sobre todo desde desde que el otro ‘capo’ del 1.500 nórdico se ha instalado entre la élite de la distancia. En los últimos dos años su crecimiento ha sido brutal, siendo tercero del mundo el año pasado en Budapest.
El actual técnico de Nordas, que evita pronunciarse del caso y pide respeto a la Justicia, está en la capital francesa por su cuenta y riesgo. El hombre de las 21 medallas internacionales [entre Juegos, oro olímpico en Pekín en 1.500 m; Mundiales y Europeos, sumando aire libre, pista cubierta y cross] llega más fuerte que nunca, ayudado por su hermano Filip en los entrenamientos en París y revitalizado por el nacimiento de su primer hijo. Y busca lo único que le falta, el doblete olímpico de la media distancia (1.500 y 5.000 metros). El mayor reto, contra el rival menos esperado: su padre.