En el recinto de escalada de Le Bourget, algo más allá de Saint-Denis, al norte de París, el sol azota como ningún otro día en estos Juegos Olímpicos. La capital francesa está advertida de una jornada de altas temperaturas, aunque nada que ver con lo que en España, en agosto, se considera calor. Las gorras y las cremas solares se convierten en artículos de primera necesidad, pero no desalientan el entusiasmo.
Es una mañana de lunes y alrededor de 8.000 personas llenan un recinto que recuerda a un festival indie, variopintos perfiles en las gradas, que rebosan entusiasmo por el escenario por el que, por primer día en estos Juegos, comienzan a desfilar los escaladores. Entre todos ellos, solo a uno lo presentan por megafonía como «champion olympique». Es fácil distinguirle, pues es el único de los competidores sobre el escenario que lleva una camiseta de algodón en vez de una de licra. Se llama Alberto Ginés y hace tres años ganó un oro para España con 18 años.
El único oro español en liza
«El ‘venue’ [sitio] es increíble. Me recuerda bastante al de Tokio, solo que el de Tokio estaba vació y aquí hay mucho público. Han venido también 20 o 30 amigos y familiares míos por aquí y eso se nota. En la presentación se han vuelto un poco locos…», bromea el único de los tres oros olímpicos que defiende corona en París: el karate de Sandra Sánchez ha desaparecido del programa y también lo ha hecho la prueba mixta del foso que encumbró a los tiradores Alberto Fernández y Fátima Gálvez.
«Intento no pensar mucho en esa presión de defender el oro, entre otras cosas porque la prueba es diferente», recuerda el extremeño. Y es que esa imagen que cualquier aficionado español al deporte recordará, la de Ginés trepando por una pared vertical como un rayo, no se repetirá en París. La Velocidad es una prueba al margen en estos Juego y él competirá en la otra, la que combina Búlder y Resistencia.
14ª posición en el debut
Este lunes comenzó la competición la primera de ella, la menos proclive a las características del español, consistente en superar cuatro pruebas de tres agarres cada una de ella. Finalizó en la posición 14ª, lo que le hace estar “no demasiado contento”, teniendo siempre presente que el miércoles será cuando pueda dar lo mejor de sí mismo para acabar la clasificación entre los ocho primeros. “La cuerda es mi punto fuerte”, recuerda sobre la segunda prueba, que consiste en escalar un muro de 15 metros con inclinación negativa. Cuanto más alto se llegue, más se puntúa. Su objetivo para alcanzar la final del viernes es acabar entre los ocho primeros en el cómputo de ambas pruebas
«Ahora iré a hablar con David a ver qué me dice. Supongo que me iré ya a la Villa Olímpica y me iré a descansar para el miércoles», dice cuando se le pregunta por su rutina, que también incluye echarle un vistazo al catálogo de su ‘ebook’, recién terminado ‘Los juegos del ángel’, de Carlos Ruiz Zafón, aparcada la Play Station en casa, «porque aquí no hay casi ni sitio para jugar» y «porque los libros me relajan bastante».
«Yo, lo que diga David», repite el chico como un mantra. David se apellida Maciá y es su entrenador, el hombre que ha guiado su carrera deportiva, dueño moral de un pedacito de aquella medalla de oro, de los éxitos que han venido y de los que vendrán. De hecho, llegó a decir que si había llegado hasta París había sido por él.
«Con David, desde la primera noche que llegamos a la Villa después de ganar el oro ya estábamos con la mente puesta en París. Desde el primer día cambiamos el chip, sabiendo que nos hemos tenido que adaptar a este nuevo formato de competición. Han sido tres años de trabajo, los dos primeros han sido bastante complicados y el tercero ya ha ido mejor», reconoce el joven de 21 años.
Ester Expósito y Aitana
Y es que Ginés, en Tokio, vivió algo para lo que ningún chico de 18 años (ni casi de cualquier edad) está preparado: pasar de ‘no ser nadie’ para el gran público a un ídolo deportivo seguido por cientos de miles de personas en redes sociales y reclamado por cientos de medios de comunicación. «Un día, de repente, estaba en una casa con Ester Expósito o con raperos. Otro día acabé hablando con Aitana y me dijo que quería ir a escalar…», explicaba al diario ‘El Mundo’ sobre ese cambio de vida que puede sonar maravilloso, pero que no fue sencillo de asimilar.
Como tampoco lo fue encontrar la motivación tras haber alcanzado la cima, el oro olímpico con edad todavía adolescente, el primero de la historia de este deporte estrenado en el programa olímpico en Tokio y que tendrá continuidad al menos hasta Los Ángeles 2028. Hoy, Ginés para estar de nuevo listo para el éxito en esta modalidad tan impredecible, pues no era ni mucho menos candidato al oro en Tokio y… Tampoco lo es París, menos tras empezar la competición en 14ª posición. Pero, quién sabe. Ahora se irá a la Villa, se pondrá a leer y, después, «lo que diga David».