El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha asegurado este sábado que regresará a España para el pleno de investidura del Parlament, en el que Salvador Illa (PSC) será a toda vista investido presidente, pero ha matizado que el acuerdo entre los socialistas y ERC «hace que la detención sea una posibilidad real en muy pocos días» si traspasa la frontera española. Puigdemont puede regresar a España en el marco de la ya vigente ley de amnistía y de la reforma del Código Penal, que le sirven de amparo para ser eximido de los delitos de rebelión y sedición, pero sigue presente en su currículo el de malversación, cargo del que las autoridades podrían valerse para detenerle si ingresa en suelo español.

«Así como ir al exilio fue una decisión política, volver del exilio también lo es«, ha dicho en una carta abierta en X. «Hago pública esta carta después del sí a la consulta de ERC y no antes para que no me acusen de chantaje o interferencia», ha añadido, en una larga misiva de dos folios.

 

Junts no está conforme con los acuerdos

Por su parte, Junts ha reprochado a ERC su decisión de apoyar la investidura de Salvador Illa y ha avisado de que «son el partido decisivo del independentismo en el Parlament y en el Congreso». «Haremos valer nuestros votos para seguir avanzando hacia la independencia», ha argumentado el secretario general de los neoconvergentes, Jordi Turull.

A su propio juicio, Junts es la única fuerza independentista con «las manos libres con capacidad de gobierno y de condicionar decisiones en el Parlament y en el Congreso», según ha proclamado en un comunicado tras reunir este sábado a su Ejecutiva de manera extraordinaria, ampliada con los grupos del Parlament, el Congreso y el Senado.


La formación del expresidente Carles Puigdemont ha insistido en que son la fuerza clave del independentismo catalán, «porque así se decidió en las elecciones de mayo», y actuará como tal «buscando la transversalidad y la centralidad para que el independentismo vuelva a estar en condiciones de volver a gobernar».

Con esas circunstancias sobre el tablero, Junts se considera única alternativa al PSC de Salvador Illa tras la decisión de Comunes y Esquerra. «Lamentamos que ERC haya optado por la peor de las alternativas posibles», han afeado, porque argumentan que Illa «representa al PSC más españolista de la historia».

Además, ha llamado al independentismo «a reforzar su unidad en momentos difíciles» como el que considera que está atravesando. Turull ha mantenido que el independentismo debe «mantener la firmeza y mostrar su determinación en todos los ámbitos en los que sea necesario».

Puigdemont agita el avispero

Por otra parte, antes de la oficialización del ‘sí’ de Esquerra a Illa, Puigdemont y Junts llevaron a cabo un conato de encandilar a las voces discordantes de Esquerra para que el pacto no saliera finalmente adelante. «El preacuerdo asume en la práctica el marco político que el PSC ha intentado fijar desde el inicio del proceso de independencia, según el cual lo que existe es un conflicto entre catalanes y que es necesario resolver a partir de una mesa catalana», argumentaron los neoconvergentes contra el preacuerdo, pese a que este contempla una fiscalidad singular para la autonomía y el refuerzo de símbolos catalanes, entre otras cosas. No obstante, el problema real reconocido por la propia formación no es el acuerdo en sí, sino no ostentar la presidencia autonómica que negociará con el Gobierno central.

«Serían ahora Pedro Sánchez y Salvador Illa los encargados de desplegar los acuerdos en ámbitos, como la financiación, la lengua catalana o el reconocimiento nacional», afeaban. Unas palabras que, pese a su intencionalidad, determinan el único escenario político posible sin ir a una repetición electoral, ya que el candidato del PSC ha sido el más votado en Cataluña, con siete escaños y 200.000 votos de diferencia con Junts, y es el único que puede ser investido presidente, dado que el independentismo no suma el apoyo necesario ni incluyendo a la extrema derecha catalana (AC). Puigdemont y su equipo optaron por una suerte de ‘contracampaña’ que acusa a Illa de «pertenecer a la España del 155». Asimismo, también atizaron a Esquerra y a sus bases por suscribir el acuerdo.

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