La inflación de la eurozona sube una décima en julio, con lo que el Índice de Precios de Consumo (IPC) se coloca en el 2,6%, según el dato provisional publicado por Eurostat, la oficina de estadística de la Unión Europea (UE), debido, principalmente, al encarecimiento del coste de la energía, que ha sido del 1,3%, frente al 0,2% de junio.
Entre el resto de componentes, los servicios registran la tasa anual más alta en julio, del 4%, aunque los precios se relajan una décima frente al 4,1% de junio.
Por detrás se colocan los alimentos, alcohol y tabaco, que se encarecen un 2,3% en comparación con al 2,4% del mes anterior, y los bienes industriales no energéticos que suben un 0,8% frente al 0,7% de junio.
Al excluir el impacto de la energía y el coste de los alimentos, así como del tabaco y del alcohol, la tasa de inflación subyacente se mantiene en el 2,9% por tercer mes consecutivo.
Por países, Bélgica (5,5%), Países Bajos y Estonia (ambos 3,5%) y Croacia (3,4%) sufren las mayores subidas de precios, mientras que, por el contrario, Finlandia (0,6%), Letonia (0,8%) y Lituania (1,1%) registran las menores.
¿SE COMPLICA EL RECORTE DE TIPOS EN SEPTIEMBRE?
«En el primer trimestre, la contribución de la energía a la inflación siguió siendo negativa», señalan los analistas de ING, que creen que, en este frente, «los efectos de base seguirán teniendo un impacto volátil en la segunda mitad del año«. Pero consideran que el componente que el Banco Central Europeo (BCE) probablemente está examinando con mayor atención es la inflación de los servicios, «ya que es el componente más doméstico y también muy sensible a los aumentos salariales».
Fijándose en los datos, ven que necesitaríamos cifras de inflación mejores en agosto y septiembre para mantener el rumbo: «Esto todavía es posible». Pero destacan que los últimos datos «no han dado al BCE la certeza que necesita para confirmar que la batalla contra la inflación está ganada».
«Las cifras han reducido ligeramente la probabilidad de un recorte de tipos en septiembre, pero todavía quedan seis semanas de datos por ver antes de que el BCE tenga que tomar una decisión», dicen.
Para los expertos de Oxford Economics, los ‘halcones’ tomarán los datos «como una prueba más de su opinión de que el BCE no debería recortar los tipos en septiembre en medio de un último tramo difícil en la fuga de la inflación». Siguen pensando que el BCE aceptará un segundo recorte de 25 puntos básicos en septiembre, «pero reconocemos que aún no es un hecho consumado. Las cifras de inflación del mes próximo y los datos salariales hasta septiembre adquirirán una importancia aún mayor de lo habitual», aseguran.