Con más de la mitad del mes de julio superada y la segunda ola de calor ya entrada en el país, los zaragozanos tratan de huir de la ciudad. Y, mientras lo hacen, visitantes de diversas zonas del mundo se acercan a conocer la parte más turística de Zaragoza: la plaza del Pilar. Una foto por aquí, un souvenir por allá, un económico refresco y, sobre todo, ropa muy fresca para soportar las altas temperaturas.
«Hemos venido a Zaragoza porque tenemos familia por aquí», cuentan dos chicas que se han refugiado en la poca sombra de la plaza. Acaban de llegar de Madrid y, aunque también su ciudad es sofocante, sufren con las altas temperaturas de la capital aragonesa. «Aquí el calor se siente mucho», confiesa una de ellas. Pero se alegran de la visita: «Nos encanta esta ciudad, es muy tranquila y, en general, estamos encantadas. Y para el calor, con agua fresca y con el abanico sobrevivimos».
Pero no son las únicas que han aprovechado el verano para visitar la capital de Aragón. Una gran parte de turistas la incluye como una parada más en su ruta por España: primero Barcelona, luego Zaragoza y, para terminar, Madrid. «Esta ciudad forma parte de nuestro tour. Pasamos por aquí, pero no es nuestra única parada, así que aguantamos el calor para seguir con la ruta», relata una mujer latinoamericana que va acompañada de su marido y sus dos hijas.
En el centro de la plaza, una mujer se toma fotos con un palo «selfie». Lleva puesto un sombrero en la cabeza, y no parece verse afectada por los más de 35 grados que marca el termómetro. «Soy del Caribe, así que estoy acostumbrada», sostiene entre risas. «Pero siempre estoy hidratándome, eso sí. Y llevo un abanico», agrega. Zaragoza también es una parada esporádica en su recorrido por España.
Hay quienes optan por hacer la fotografía de recuerdo desde la calle Alfonso de Zaragoza, una perspectiva más artística y, sobre todo, menos expuesta al sol. «Hemos venido a hacer turismo a lo largo del verano, y aun con el calor estamos recorriendo distintas ciudades de España», expresa una chica joven. Y sigue con su sesión de fotos.
Otros turistas llegan de zonas de España que, seguramente, sean más vacacionales que la capital aragonesa, como es el caso de Valencia. «Escogimos este destino hace mucho tiempo y no sabíamos que iba a hacer este calor. Pero bueno, es seco y se lleva mucho mejor que el húmedo. En Valencia, aunque haga 32 grados, se está peor que aquí», explica una mujer.
También una familia de cinco ha decidido ver el centro de la ciudad antes de comenzar las vacaciones. «Paramos todos los años antes de ir a la playa y compramos medidas de la Virgen. En cuanto al calor, pues lo aguantamos porque no queda otra. Al final, es lo que hay», relata la madre.
Tampoco los europeos se pierden la oportunidad de visitar la ciudad. Grandes grupos de extranjeros se agrupan en las sombras de los porches y forman círculos en torno a distintos guías que, en español o inglés, tratan de explicar la historia de la ciudad. Pero el motivo por el que la gran mayoría de ellos escoge Zaragoza como destino es la Basílica del Pilar. «Venimos solo para ver a mother Mary», expresa una joven inglesa que, equipada con paraguas y gorra, observa la magnitud de la plaza.
Así, con cada vez menos sombras y cada vez más grados en los termómetros, los turistas paran en la capital de Aragón e impiden que la ciudad se quede deshabitada. Y, entre fotos, souvenirs, refrescos y una intensa ola de calor, conocen Zaragoza.