Una imagen impresionante compartida por el periodista y divulgador Manuel Gago, conocido como @magago en la red social X (anteriormente Twitter), ha capturado la atención de miles de usuarios. La fotografía muestra un fenómeno asombroso: el sol iluminando el rostro del Apóstol Santiago en la Catedral de Santiago de Compostela, un evento que marca el inicio de las festividades del 25 de julio, día de Santiago Apóstol.
Gago expresó su gratitud a Daniel Lorenzo, director de la Fundación Catedral, por permitirle fotografiar este fenómeno desde el pie del altar con una precisión extraordinaria. «Foi emocionante», comentó Gago en su publicación.
Un diseño milenario
Investigadores revelaron hace unos años que los constructores de la Catedral de Santiago diseñaron cuidadosamente la posición de la estatua del Apóstol y las ventanas del templo para generar efectos lumínicos en fechas clave: el 25 de marzo, el 25 de julio y el 30 de diciembre. Este diseño refleja una comprensión profunda de la astronomía y la arquitectura, creando un espectáculo celestial que se ha repetido durante siglos.
Durante el siglo XII, cuando las peregrinaciones a Santiago alcanzaron su apogeo, el Códice Calixtino recopiló estas fechas en sermones, oraciones y liturgia, consolidando su importancia religiosa. El 25 de julio, la fecha del calendario romano, se extendió por las Iglesias occidentales, mientras que el 30 de diciembre era significativo en los calendarios litúrgicos hispánicos desde mucho tiempo atrás.
Celebraciones históricas
El Códice Calixtino menciona tres fechas cruciales en la historia del Apóstol Santiago: su martirio el 25 de marzo, la traslación de sus restos a Compostela el 25 de julio y su sepultura el 30 de diciembre. Aunque el martirio debería celebrarse el 25 de marzo, se conmemora el 25 de julio debido a su cercanía con la Pascua judía, dejando el 30 de diciembre para celebrar la traslación.
Tradiciones vivas
En la Catedral, la Misa del Peregrino se celebra diariamente a las 12 y a las 19:30 en el altar mayor, donde los fieles participan en rituales ancestrales. Los visitantes suben al camarín para abrazar la figura románica del siglo XIII de Santiago sedente, una costumbre que perdura a lo largo del tiempo, y disfrutar de la vista de la majestuosa nave principal.
La fotografía de Manuel Gago no solo documenta un fenómeno astronómico y arquitectónico fascinante, sino que reaviva el interés por las profundas interacciones entre la historia, la religión y la cultura en uno de los sitios más venerados del cristianismo.