Temor y dudas por los estrechos lazos de Kamala Harris con las élites de Silicon Valley

En septiembre de 2010, Kamala Harris visitó por primera vez la sede de Google. La entonces fiscal del distrito de San Francisco, la primera mujer en ocupar el cargo, aspiraba a ser fiscal general de California. Su parada en las oficinas de Mountain View le sirvió para tender la mano al gigante tecnológico, vendiéndose como una moderada que se oponía a que el Estado «obstaculice el crecimiento y el desarrollo de las empresas». A los pocos días, la compañía y su principal abogado aportaron 13.000 dólares a su campaña, lo máximo permitido entonces. Aunque las encuestas la iban en contra, en noviembre Harris ganó las elecciones con un ajustado margen del 0,8%.

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