Como si de entregar el testigo se tratara, la imagen vale por mil palabras. Los empleados municipales de Niza descolgaban los carteles en los que la capital de la Costa Azul presumía de haber sido después de 121 años la primera ciudad que acogía el final del Tour lejos de París, en lo que se podía considerar una especie de matrimonio de mírame, pero no me toques, ya que precisamente los Juegos apartaron a la ronda francesa de su tradicional paseo por los Campos Elíseos y la desterraron al Mediterráneo.

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