Los investigadores sugieren que delante de los púlsares, los restos altamente magnetizados de estrellas muertas que giran como faros cósmicos, pueden estar navegando enormes masas invisibles, provocando retrasos apenas perceptibles en las señales de radio emitidas. Teniendo en cuenta que creen que no se trata de planetas ni pueden confirmar aún que respondan a la enigmática materia oscura, los extraños objetos son un misterio para los científicos.
Un equipo de astrónomos liderado por el profesor John LoSecco, de la Universidad de Notre Dame, en Indiana, Estados Unidos, presentó recientemente una serie de interesantes hallazgos en la Reunión Nacional de Astronomía realizada en la Universidad de Hull, en Reino Unido. Los científicos descubrieron variaciones y retrasos en los tiempos de un púlsar en el espacio profundo, indicando que las emisiones de radio viajan alrededor de una concentración de masa “invisible”, ubicada en algún lugar entre el púlsar y el telescopio que las detecta.
Objetos “invisibles” retrasan el viaje de la luz
Los púlsares son estrellas de neutrones que giran y emiten ondas de radio, de una forma similar a los faros que conocemos en la Tierra. Se trata de restos de estrellas muertas con un intenso magnetismo, que en esta ocasión se utilizaron para identificar misteriosas masas ocultas, de acuerdo a un artículo publicado en Futurism. Vale destacar que los púlsares envían radiación electromagnética a intervalos muy regulares, que van desde milisegundos hasta segundos: debido a esto, se los ha clasificado como los “cronometradores” del cosmos, dado que son extremadamente precisos.
Al detectar las variaciones mencionadas en los tiempos de recepción de los pulsos de radio, LoSecco y su equipo intentaron identificar la causa de los retrasos, ya que normalmente las emisiones tienen una precisión de nanosegundos. Los científicos buscaron a lo largo de la ruta de los pulsos de radio, a través de mediciones precisas utilizando datos de siete radiotelescopios diferentes: Effelsberg, Nançay, Westerbork, Green Bank, Arecibo, Parkes y Lovell.
Según una nota de prensa, revelaron que las desviaciones en los tiempos de llegada, que podrían deberse a la interacción con cuerpos “invisibles” de materia oscura, tienen una forma bien definida y un tamaño proporcional a su masa, aunque no puedan verse y solo se detecten por el efecto que generan en las emisiones. La luz que pasa cerca de estas regiones se ve ralentizada por la presencia de estos misteriosos objetos, explicando el retraso de las precisas emisiones de radio de los púlsares.
¿Evidencia de materia oscura?
Una búsqueda exhaustiva permitió identificar una docena de incidentes que parecen ser interacciones con materia oscura o algo desconocido, en las profundidades de la Vía Láctea. «Había 12 candidatos y provienen de ocho púlsares independientes», dijo LoSecco a IFLScience. Los púlsares han sido rastreados durante un máximo de 10.000 días: ciertos eventos son muy significativos, y aunque algunas de las masas involucradas pueden ser relativamente pequeñas, uno de los misteriosos objetos tenía aproximadamente una quinta parte de la masa del Sol.
Las hipótesis son variadas: aunque se ha descartado que sean planetas convencionales, podría tratarse de enormes planetas rebeldes o errantes, pequeños objetos estelares como una enana marrón o una enana blanca o, en la que parece ser la alternativa más fuerte, grupos de materia oscura flotando por la galaxia. Sin embargo, no es posible confirmarlo solamente con la observación de las ondas de radio, por lo que se requieren nuevos estudios para llegar a una conclusión convincente.