España logró el pasado agosto un histórico lleno absoluto de sus almacenes de gas. Era la primera vez que sucedía en el país y las reservas españolas se mantuvieron al 100% desde entonces y durante cinco meses, hasta muy finales de noviembre, cuando arrancó una progresiva caída del nivel de llenado con la bajada de las temperaturas y el mayor consumo de gas durante el invierno. Ahora, con la llegada del verano, las energéticas aceleran en la inyección de gas a los almacenes y empujan hacia un nuevo llenado total en las próximas semanas.
Los almacenamientos subterráneos españoles rozan actualmente una ocupación del 98% de su capacidad tras una actividad acelerada en las últimas semanas, con más de 35.000 gigavatios hora (GWh), según los datos internos de Enagás, el gestor del sistema gasista español y de la red de gasoductos y almacenes del país. El llenado de las instalaciones se ha elevado ocho puntos porcentuales en un mes y casi quince puntos en los últimos dos meses, y se acercan a la cota del 100% que se alcanzará de nuevo este año en pleno verano. Desde Enagás se anticipa que previsiblemente se conseguirá el lleno total en agosto.
Además de sus tres almacenes subterráneos, España también cuenta con los tanques de su amplia red de plantas de regasificación (que concentran un tercio de toda la capacidad regasificadora de la UE) y que actualmente alcanzan el 65% de llenado de su capacidad, con 16.700 GWh, según la documentación oficial de Enagás. La capacidad del parque de siete regasificadoras del mercado español se amplió el año pasado con la entrada en funcionamiento de la planta de El Musel, en Asturias, como centro de almacenamiento logístico.
Llenado ahora voluntario
España se erigió durante lo peor de la crisis energética como uno de los países que con mayor celeridad y por anticipado fue cumpliendo las exigencias de llenado de sus reservas de gas como parte de la estrategia de la UE para reducir la dependencia del gas ruso en respuesta a la invasión militar de Ucrania.
La Comisión Europea y los Veintisiete se movilizaron desde el inicio de la invasión rusa sobre Ucrania para levantar un escudo para blindarse frente al pulso energético de Vladímir Putin. Y entre las medidas implantadas por la UE se incluía la obligación para los estados miembros de ir llenando sus almacenes de gas para garantizar el suministro. España ha ido cumpliendo durante la crisis muy por adelantado las exigencias de llenado y ha mantenido sus reservas en niveles históricamente altos desde entonces. El pasado marzo la ocupación de los almacenes cayó temporalmente por debajo de la cota del 80% de la capacidad, desde entonces no han dejado de elevarse hasta el 98% actual, según los registros de Enagás y de la asociación de infraestructuras gasistas GIE.
El plan diseñado por Bruselas exigió a los estados miembros durante la crisis cumplir volúmenes mínimos de reservas en diferentes momentos del año, con el objetivo final de llegar al 1 de noviembre con sus almacenes llenos al 90% de su capacidad. El año pasado, España logró ese hito con seis meses de antelación y posteriormente fue el primer país europeo en ocupar al 100% la capacidad de sus almacenes. Para este año Bruselas sólo ha hecho recomendaciones en torno del consumo de gas y el almacenado y los Veintisiete han aceptado que los estados adopten medidas voluntarias, sin llenados obligatorios ni plazos forzosos, para seguir conteniendo la demanda de gas.
Centro mundial de reventa de gas
España ha conseguido erigirse en un gran centro global de reventa de gas en plena sacudida histórica del sector por la crisis energética y por el terremoto geopolítico desatado por la invasión de Rusia sobre Ucrania. Toda Europa se lanzó a buscar nuevos países de suministro de gas para reducir su dependencia del gas ruso y las grandes infraestructuras gasistas españolas se han convertido en pieza clave para garantizar el suministro continental, catapultando las reexportaciones hasta máximos históricos.
Las reexportaciones de gas desde España aumentaron el año pasado otro 10%, hasta un nuevo récord de 75.500 GWh equivalentes, según los registros de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores). Un incremento que marca un nuevo récord de reventa de gas y que llega después de que ya en 2022 España consiguiera catapultar la reventa de gas a otros países, casi duplicando la actividad de reexportación, con un crecimiento del 91%, hasta superar los 68.200 GWh.
España está exprimiendo su amplia red de plantas regasificadoras -que concentran un 33% de la capacidad de regasificación de toda la Unión Europea y un 44% del almacenamiento de GNL del continente- y sus conexiones por gasoductos con Europa para convertirse en un gran hub para la llegada y reexportación de gas. España fue el año pasado el país no productor que más gas vendió de todo el mundo.
El terremoto comercial en el sector mundial del gas y el uso intensivo de las infraestructuras españolas fueron motivados por el intento de la UE de reducir su exposición y su dependencia a los hidrocarburos rusos. Sin embargo, parte del gas que llega a España y a otros países de Europa sigue siendo de origen ruso.
Las importaciones españolas de gas ruso crecieron un 35% el año pasado, hasta rozar los 72.700 GWh equivalentes, y Rusia consolidó su posición como tercer mayor proveedor de gas del país con más de un 18% de las compras totales, sólo por detrás de Argelia y de Estados Unidos. Este año, las importaciones de gas ruso han caído un 20% entre enero y junio, pero Rusia sigue siendo el tercer mayor proveedor.
La Unión Europea aprobó el mes pasado un nuevo paquete de sanciones comerciales contra el régimen de Vladimir Putin que incluye la prohibición de reexportar fuera de la UE gas natural licuado (GNL, el que se transporta en barco). Los estados miembro -también España- podrán permitir a las energéticas revender GNL ruso a otros países de la UE, pero no a países terceros.