«Miren la persecución judicial que sufre nuestro amigo Jair Bolsonaro». El presidente argentino Javier Milei reincidió en el ejercicio de la provocación política al hacer una defensa del expresidente, cercado por varias causas judiciales, y, a la vez, deslizar en Brasil una velada alusión a su colega Luiz Inacio Lula da Silva que puede empeorar el curso de las relaciones bilaterales. El ultraderechista fue la estrella de la cumbre de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) que se realizó en el balneario de Camboriú, en el sur brasileño. Los medios de prensa de ambos países estaban pendientes de lo que iba a decir el anarco capitalista. Milei no pudo contener por completo su genio. Si bien no fue tan explícito como cuando subió la apuesta en Madrid de su disputa con el Gobierno español y, en especial, Pedro Sánchez, tampoco se privó de prolongar de un modo velado su pelea con Lula. «En nombre de la Justicia le quitaron a unos para darles a otros, que casualmente son sus hijos o sus amigos», dijo. «Vean cómo viven los hijos de algunos de los de su propio país. Son todos multimillonarios que viven como si hubieran inventado a Google». Se aguarda con expectación la eventual respuesta del Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).
Milei había calificado a Lula de «corrupto» y también lo llamó «comunista», adscripción política que, en boca suya tiene la carga de un insulto. La posibilidad de que Brasil retire a su embajador de Buenos Aires, como ha ocurrido con España, había dejado de ser una hipótesis disparatada. El viaje del mandatario argentino a la cita de Camboriú, para apoyar a Bolsonaro, no ha hecho más que tensar los vínculos entre dos socios comerciales y estratégicos.
«Una y otra vez, la historia demuestra que los mismos que se llenan la boca hablando de la democracia, de pluralismo y de opresión, son los que están dispuestos a romper las reglas e incluso interrumpir el orden constitucional», señaló Milei, pero no hizo referencia a Bolsonaro, quien es investigado por el intento de derrocamiento de Lula, el 8 de enero de 2023 sino de otras experiencias regionales. Insistió en que el presidente de Bolivia, Luis Arce, ha estado detrás de un «falso golpe de Estado», afirmación que introdujo un cortocircuito con La Paz.
«La casta y los socialistas tienen miedo», gritaron los participantes en CPAC, cuando Milei apareció en la tribuna. «El socialismo es una ideología que va en contra de la naturaleza humana, necesariamente termina en esclavitud o muerte, no hay otro destino».
Radicalización
La presencia de Milei en Brasil no solo estuvo lejos deser una visita de Estado. Tuvo todos los componentes de un desaire que no es ajeno a las especulaciones de la ultraderecha regional sobre los potenciales cambios en Estados Unidos a partir de una victoria electoral de Donald Trump, con quien Milei y Bolsonaro se habían encontrado en la cita de la CPAC de Washington, en febrero pasado.
El bolsonarismo tiene las mismas ilusiones que los libertarios argentinos de que la era de Joe Biden, un aliado de Lula, concluya en enero próximo. De acuerdo con Míriam Leitão, columnista del diario carioca ´O Globo`, el peligro de una radicalización de la derecha está a la orden del día. Su agenda, «descuida» todas las «cuestiones vitales» e incluso «amenaza el pacto social que nos llevó a la democracia». Recordó que «en Brasil se ha hecho más esfuerzo que en Estados Unidos para castigar a los implicados en la intentona golpista». Bolsonaro es inelegible y «podría acabar el año imputado por varios cargos». El excapitán no puede ser candidato y en la CPAC se estrenó como «caudillo». Y lo hizo al lado del mandatario argentino.
El Mercosur en crisis
Las tensiones entre Lula y Milei se remontan a 2023 y tuvieron la fuerza de la invectiva durante la campaña electoral del libertario. El primer desencuentro fuerte tuvo lugar en diciembre pasado, cuando el excapitán participó de la asunción de MIlei. Las fricciones afloraron también este domingo en el marco de la reunión de ministros de Exteriores del Mercosur, el bloque regional que lideran Brasil y Argentina e integra a Uruguay y Paraguay. Este último es el país anfitrión de la cumbre a nivel presidentes que comienza mañana y en la que Milei estará ausente para no cruzarse con su colega brasileño.
«No puedo comenzar este discurso sin referirme al intento de golpe de Estado que tuvo lugar hace poco más de 10 días en la República de Bolivia. En Brasil, también tuvimos que enfrentar, en los primeros días del tercer mandato del presidente Lula, un intento de anular, a través de la violencia, la voluntad soberana del pueblo, expresada en las urnas. En Brasil, como en Bolivia, venció la democracia. Y estoy seguro de que saldrá fortalecida», dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Mauro Vieira, en una clara refutación de las opiniones del anarco capitalista. El pasado 26 de junio, Luis Arce, denunció un acuartelamiento en La Paz. Un grupo de tanquetas que respondían al exjefe del Ejército, Juan José Zúñiga, llegaron a embestir contra la sede del Ejecutivo.
La delegación argentina llegó a Asunción con un discurso contra la defensa del medio ambiente, otro de los asuntos que separan a Lula de Milei. El diputado Fernando Iglesias calificó de delirante la implementación de la Agenda 2030 de la ONU. Se trata de «un ecologismo a lo Greta Thunberg» con «agendas muy sectoriales y extrema».