Que la serie «Clanes» es pura ficción, pretenden dejarlo claro tanto su reconocido guionista, Jorge Guerricaecheverría, como la productora de Vaca Films, Emma Lustres. Pero el relato, si bien no plasma la realidad de una historia al más puro estilo ‘true crime’, sí configura una ensalada de acontecimientos y sucesos que bien podrían ser atribuibles a los narcos gallegos que aún hoy siguen copando titulares por sus hojas delicuenciales que algunos continúan engrosando.
Estrenada el pasado 21 de junio en Netflix con un gran éxito de audiencia, la serie sitúa a sus protagonistas en la localidad pontevedresa de Cambados, donde una nueva abogada llamada Ana, interpretada por Clara Lago, llega a la villa marinera para instalarse profesionalmente, pero con la secreta intención de investigar qué hay detrás de la muerte de su padre.
Trama de amor
Allí conoce a Daniel Padín, papel que interpreta el actor gallego Tamar Novas, el heredero y ahora cabeza visible del clan de la droga que campa a sus anchas en el municipio, mientras su progenitor, Tomás Padín (Miguel de Lira), tras varios años de condena por narcotráfico sigue durmiendo en una cárcel de Andalucía, aunque en régimen de tercer grado lo que le permite salir cada día para trabajar como empleado de un parking. Mientras, en Cambados el príncipe de los Padín, que asume los «negocios» de su familia, empieza a mostrar bastante interés por la recién llegada letrada, con la que pasa de tener una relación profesional, a flirtear e implicarse emocionalmente. Una situación que el personaje de Clara Lago no pasa por alto, dejándose llevar y embaucar por el carismático Daniel.
La abogada y el narco en la vida real
Esta trama nuclear de la serie está claramente inspirada en la relación que mantuvieron a comienzos de este siglo Tania Varela y David Pérez Lago. Licenciada en Derecho por la Universidade de Santiago de Compostela, ella era una prometedora abogada de Cambados que comenzó su carrera como directora de un centro de atención a las víctimas de violencia de género en su pueblo. Aquel puesto en el Ayuntamiento pronto se le quedó pequeño, y tres años después lo dejó para montar su propio despacho.
Él era hijo de Esther Lago, segunda esposa de Laureano Oubiña, y heredero de su imperio como uno de los capos más famosos de finales del siglo XX. El joven ya no estaba limpio cuando acudió a Tania Varela en busca de ayuda por un presunto problema urbanístico, pues en 1999 había caído en la operación Ocaso, en la que se intervinieron 15 toneladas de hachís a bordo del “Regina Maris”.
La vida de la cambadesa dio un giro de 180 grados el día que Pérez Lago, con el que inició una relación, entró en su despacho: amor, dinero, drogas, cárcel, muerte, traición… Fue el abismo al que esta, a priori, inocente y respetada abogada veinteañera de familia honrada se vio abocada. Solo cinco años después de tomar posesión como responsable del organismo municipal de atención a las mujeres, la abogada entraba en los Juzgados de Cambados con el rostro oculto y casi corriendo. Unas pocas horas después ingresaría por primera vez en prisión.
Años despúes se convertiría en la única mujer en la lista de las 70 personas más buscadas por la Europol. El 26 de marzo de 2018, los mozos de escuadra la detuvieron en Sitges mientras estaba en un parque infantil con una niña pequeña, su hija, de la que nadie tenía conocimiento de su existencia y que había dado a luz como prófuga.
Años antes, y tras la ruputura con Pérez Lago, tuvo una relación con el abogado de Sito Miñanco, al que en 2008 asesinaron a tiros cuando la pareja estaba dentro de su coche en un garaje, suceso del que Tania salió ilesa. Fue condenada en 2011 a siete años de prisión y una multa de 318 millones de euros al considerar probado que había colaborado activamente con su ex en sus negocios ilícitos, pero mientras esperaba su ingreso en prisión decidió fugarse. Estuvo cinco años en paradero desconocido y tras ser hallada en Cataluña, ahora cumple condena en la cárcel de A Lama.
¿Segunda temporada de «Clanes»?
Se especula con la posibilidad de que haya una segunda temporada de «Clanes», y quizá sus creadores opten por mantener algunas similitudes del personaje de Ana, con la vida de Tania Varela. De momento, hay que esperar para saber si habrá renovación de la serie de Netflix y qué personajes se mantienen con respecto a esta primera temporada.
Otros guiños de la serie que se asemejan a la realidad
- Hay un clan familiar en la ficción de Netflix como ocurre en Vilanova de Arousa con los Charlines
- La trama de la serie se ubica en Cambados, territorio del más importante narco gallego, Sito Miñanco
- El propio Sito trabajaba en un parking de Algeciras; también el personaje de Miguel de Lira, el capo
- Padín es un apellido muy ligado a la operación Nécora, aunque es el segundo de Manuel Fernández, uno de los delatores de la trama real. En el caso de la serie, ‘Los Padín’ son la familia de narcos.
- El otro narcoarrepentido, Portabales se fue a Sudamérica y dejó a su familia a su suerte; una situación similar relata la trama televisiva, en la que la hostelera del pueblo y su familia, interpretada por María Pujalte, es abandonada por su marido.