Que justamente el partido de cuartos de final contra España pueda ser el último en la Mannschaft para Toni Kroos es algo que duele en Alemania. A España se la denomina estos días insistentemente como «el país de adopción» de Kroos. No solo por sus diez años como centrocampista en el Real Madrid, sino porque el jugador se ha encargado de hablar maravillas de ese tiempo, de ese club y de su vida en España. «No creo que vaya a ser mi último partido. Nos volveremos a ver», afirmó Kroos desde Herzogenaurach, en el sur de Alemania, ante el partido de este viernes. «España es puntera, juegan muy bien. Pero nosotros también», añadió.
Es inapelable que a la despedida del Real Madrid seguirá la de la Mannschaft. La pregunta es cuándo. Podría ser este viernes en Stuttgart o el día 9, en la semifinal que se disputará en Múnich. Pero obviamente en Alemania se prefiere que el adiós como internacional se produzca levantando la copa en la final de Berlín, el día 14. No solo por amor al legendario Kroos, que fue campeón del mundo en 2014 pero nunca lo ha sido de Europa, sino porque toda la Alemania futbolera la quiere.
El gol de Torres
También es cierto que, desde comentaristas de la televisión pública como el exinternacional Bastian Schweinsteiger a la elite política reconocen, cuando se les pregunta, que La Roja está siendo la mejor selección de este torneo. El precedente más inmediato que le viene a la cabeza a un alemán con una memoria mediana, cuando se trata de confrontaciones recientes entre ambas selecciones, es la final de la Eurocopa de 2008, cuando España se proclamó campeona en Viena con un gol de Fernando Torres.
«¿Cómo vencer a la maldición de España?», se preguntaba estos días el sencionalista diario Bild. Recordaba este medio que desde hace 36 años Alemania no ha ganado ningún partido oficial contra la campeona europea de 2008 y 2012, los dos títulos del torneo más recientes de la Roja. A la derrota de la final austríaca se sumó la de semifinales del Mundial de 2010, proseguía el rotativo.
Los niños prodigio
El encargado de responder a la cuestión era el exinternacional, exseleccionador nacional y campeón del mundo en 1990, Rudi Völler, además de director ahora del conjunto de Julian Nagelsmann. «España tuvo tradicionalmente buenos futbolistas y actualmente juega al más alto nivel. A su estilo clásico se han unido dos jugadores excepcionales, que le hacen aún más peligroso. Es impresionante verlos», respondía. Se refería así a los dos niños prodigios de La Roja, como se reconoce entre tanto en toda Alemania a Lamine Yamal y a Nico Williams. Del primero se recuerda, cada vez que se le menciona, sus 16 años y que juega en el Barcelona; del segundo, del Athletic de Bilbao y con 21, su velocidad y versatilidad.
Para Völler, la clave para vencerlos está en tres jugadores de la Mannschaft caracterizados también por su velocidad, Leroy Sané, Maxi Beier y Chris Führich. A esas facultades se unen las del goleador Jamal Musiala, la del estratega Kroos, el monstruo defensivo que es Antonio Rüdiger y el todo terreno Niclas Füllkrug, prosigue el diario.
La receta de Bild, con aportaciones de Völler, es virtual. Por lo pronto en Alemania se respira algo más que el socorrido «respeto» hacia un rival que se sabe difícil. Kicker, máximo órgano de la prensa deportiva alemana, se preguntaba sin reparos cómo se puede «parar» a los «hermanos» Yamal y Williams Jr. «Jugar así a los 16 años es increible», admitió su compañero en el Barcelona y capitán de la Mannschaft, Ilkay Gündogan.