Uno de cada dos menores en España que entran a quirófano por una cirugía estética lo hacen para operarse las orejas. Así lo refleja la encuesta ‘La realidad de la Cirugía Estética en España 2022’ que ha presentado la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre) este lunes: el 51,3% de estos pacientes demandan la otoplastia (cirugía de las orejas), por delante de la cirugía de reducción de mamas (16,2% en el caso de las mujeres y en hombres, conocida como ginecomastia, un 13,7%).
«Lo primero que hay que dejar claro es que no estamos hablando de cirugías estéticas puras«, advierte la doctora Concepción Lorca, cirujana en la Unidad de Cirugía Plástica Infantil del Hospital Gregorio Marañón y vocal de comunicación de Secpre. Desde esta institución aseguran que la inmensa mayoría de las intervenciones que se realizan a estos pacientes tienen una finalidad más clínico-funcional que estética. «Los pabellones auriculares proyectados —la malformación por la que se realiza la otoplastia— son muy frecuentes e incluso tienen un componente hereditario», añade Lorca, quien estima que afecta a un 2% de la población.
Uno de los múltiples factores que se esconde tras este incremento es el bullying. Como señalan algunos especialistas a este diario, la otoplastia, por suerte o por desgracia, puede servir para evitar casos de acoso escolar. De hecho, este tipo de intervenciones se ofrecen a los padres través de la Seguridad Social siempre que exista malformación o riesgo de trastorno psicológico en el paciente. En la Clínica Doctor Mira relatan el caso de un niño de seis años en Valencia que se sometió a proceso para que sus orejas destacaran menos. «El joven había sido intimidado por sus orejas y sus compañeros de clase se habían referido a ellas como ‘orejas de elfo’«, cuentan en la página web del centro. El niño y sus padres optaron por la otoplastia para atenuar los rasgos, ya que temían que el acoso diera lugar a un complejo y efectos psicológicos adversos en el medio y largo plazo.
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Por su parte, la doctora Lorca no considera que sea un porcentaje preocupante. «Para nada. Las mayoría de las cirugías que se realizan a menores están incluidas dentro de la Seguridad Social porque se deben a alteraciones congénitas«, incide en declaraciones a EL ESPAÑOL. «No es un beneficio puramente estético, sino que podemos entenderla como una cirugía para prevenir repercusiones psicológicas negativas», asegura en esta ocasión el doctor Manuel Sancho, experto en cirugía plástica infantil. «No es frecuente realizar operaciones a menores si no están plenamente justificadas para mejorar su calidad de vida».
De hecho, los menores de 16 años (edad en la que se establece la mayoría de edad sanitaria en España) deben contar con el consentimiento de los padres o representantes legales y la valoración previa del cirujano. «Se puede dar la situación de que los tutores vengan convencidos pero si el menor no quiere operarse, no se realiza», explica Lorca, «a veces los niños vienen con los padres y no saben a qué«.
Para poder operar a un menor de otoplastia es importante que de alguna manera haya manifestado que quiere cambiar sus orejas o no le gustan. En este sentido, Sancho reconoce que en su clínica prefieren demorar el tratamiento si no existen problemas en su entorno escolar. «Se trata de evitar riesgos innecesarios», apunta. A su juicio, este incremento de la otoplastia en menores está relacionado con un mayor desarrollo cultural de la población, «que entiende esta cirugía como una forma de evitar problemas emocionales derivados de comportamientos injustificables entre los niños en el ambiente de colegio.
Se rompe el mito
En los mayores de edad la otoplastia no es una intervención estética predominante. Por ejemplo, en el siguiente grupo poblacional (de 18 a 29 años) la cirugía de las orejas representa el 5% del total; por debajo del aumento de mamas (45,7%), la rinoplastia (11,7%) y la liposucción (11,7%). El porcentaje decrece a medida que avanzan los años, llegando hasta un 0,5% del total de las operaciones estéticas en los mayores de 60. Lorca cree que en los adolescentes sí que puede haber influencia de las redes sociales. «Pero no me parece que haya un aumento exclusivamente por ello», matiza.
Con respecto a las anteriores encuestas se ha producido un ligero incremento: en 2013 el 1,3% de las operaciones de este tipo en España correspondieron a menores de edad, frente al 1,7% de 2022. Para las mismas fechas, en el caso de la otoplastia se ha pasado de 397 menores operados por esta cirugía a 1.819. Desde la Secpre señalan que son datos bastante estables y que rompen el mito de las cirugías estéticas en menores.
Lorca, de hecho, no ha notado que cada vez acudan a consulta a edades más tempranas. «Además, es que los menores no se someten a cirugías estéticas, sino reconstructivas«, recuerda. La cirujana también indica que, aunque el fin pueda ser estético principalmente —como sucede con la otoplastia—, el impacto psicosocial de mejora de calidad de vida de esta cirugía es innegable.
Por eso el criterio de la sociedad no es otro que la intervención a menores cuando exista una malformación o un problema psicológico de gravedad. Aunque, como suele decirse popularmente, en todos los lados cuecen habas; y en esta ocasión, parece que no iba a ser menos. «En algunas clínicas la primera visita no la realiza el médico, sino un comercial cuyo interés es vender la intervención», denunció el cirujano Luis López Burbano a El Periódico de España, «corremos el riesgo de que los jóvenes conciban la cirugía plástica como una solución a sus problemas, trivializándola y restando importancia a los riesgos que supone entrar en un quirófano».
Un potencial daño emocional
Dentro de las intervenciones estéticas, la otoplastia es una de las que menos riesgo presenta para el paciente. Sí que existe la posibilidad de sangrado, de infección y de reacción adversa a la anestesia. En casos excepcionales estos cambios se vuelven permanentes. Y es que, como apuntan los especialistas, se trata de una cirugía que guarda una estrecha relación con la salud mental del paciente.
A Sancho le llama la atención que la mayor parte de los adultos que acuden a su consulta por una otoplastia le confiesan que «hubieran evitado mucho sufrimiento, complejos e inseguridades si hubiera realizado la intervención en la edad infantil». Aunque en su opinión el factor clave no es la edad, sino cuando se capta que puede evitarse un potencial daño emocional.
Según la encuesta anual ‘La opinión de los estudiantes’ que se ha hecho pública este martes, uno de cada 10 alumnos considera que en su clase hay compañeros que sufren acoso escolar. Esta cifra supone una bajada de casi el 50% con respecto al estudio anterior. Desde la Fundación Anar, que elabora la encuesta en colaboración con la Fundación Madrileña, creen que estos datos reflejan que los menores cada vez distinguen mejor qué es el bullying. Desconocen, eso sí, si existe relación entre la cirugía de las orejas en menores y un menor número de casos de acoso escolar.
Las cifras oficiales más recientes que existen sobre el acoso escolar en nuestro país datan de 2017, cuando el Gobierno de España respondió a la pregunta del diputado socialista Antonio Hurtado. Aquel año precisamente fue el primero en el que se superó el millar de denuncias por acoso escolar.
Una década antes se publicó el estudio Cisneros, el trabajo más completo a nivel nacional que se ha llevado a cabo acerca del acoso escolar en España. El estudio determinó entonces que uno de cada cuatro niños sufría bullying. Aunque algunos expertos reconocen que este dato podría haber aumentado; al igual que lo han hecho la cirugía de orejas en menores.
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