Los empresarios que hace ahora un siglo impulsaron la Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA) fueron, a juicio de Adrián Barbón, presidente del Principado, unos «visionarios». Los promotores de una cita que aglutina ahora a más de 700.000 visitantes cada año, consolidándose así como la feria más concurrida del país, plantearon ya desde los inicios crear un certamen de exposición empresarial que cubriese tres frentes: dinamizar la economía local, afianzar la «autoestima» de la región y aprovechar un potencial turístico por entonces aún en pañales. «Eligieron el camino correcto», defiende el socialista. Y, para conmemorar la historia de una Feria que ahora se hace centenaria, la Cámara de Comercio de Gijón y LA NUEVA ESPAÑA –que publica hoy un completo suplemento especial sobre este aniversario– organizaron ayer un multitudinario acto de homenaje en el Club LA NUEVA ESPAÑA en el que autoridades y empresarios, además de echar la vista atrás, reivindicaron el «pleno vigor» de una cita que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y mantenerse «a la vanguardia». «El formato sigue siendo garantía de éxito», defendió Félix Baragaño, presidente de la Cámara de Gijón.
La ceremonia, que dejó el salón del Club a rebosar, miró a la vez hacia atrás y hacia adelante. «La Feria, que es la de Gijón y la de Asturias, tiene más futuro que pasado», reivindicó Barbón, que aseguró que «la fórmula» de la muestra «demostró ser un éxito desde los comienzos». Resumió los datos: la primera edición de 1924 reunió a 300 expositores y a 145.000 asistentes. Estas cifras languidecen con lo que es un balance estándar para la Feria de hoy –el año pasado, en una edición de récord, se reunieron 720 expositores y más de 743.000 visitantes–, pero para la época fue un arranque ya multitudinario. Destacó el socialista de manera especial el trabajo de Romualdo Alvargonzález Lanquine, promotor de la Feria, y recordó un discurso del ingeniero, pronunciado en 1923, en el que animaba a crear un evento empresarial que ayudase a «sacar del letargo» a los industriales asturianos y que les hiciese «contagiarse del espíritu y trabajo del comercio iberoamericano». Barbón se tomó la libertad de «traducir» aquellas palabras. «Lo que decía era que Asturias tenía que creer en sí misma», aseguró. Las ferias de muestras y las exposiciones internacionales, recordó, eran en la época una «seña de distinción» más propia de grandes ciudades, y para impulsar la suya Asturias tuvo que «superar sus complejos». «También entonces ya se planteó el turismo como aliado para promocionar todo Asturias», destacó también el Presidente, que explicó que hace un siglo a la región se la consideraba ya «la Suiza española». «Hablar bien de la Feria es hablar bien de Gijón y de Asturias», defendió.
La siembra de aquella primera edición deja hoy una cosecha económica inapelable y un espacio, el recinto ferial Luis Adaro, que está a las puertas de una nueva renovación tras la reciente ampliación de capital aprobada por su Consorcio. Señaló Félix Baragaño, presidente de la Cámara de Comercio de Gijón: «Con este gran respaldo, el recinto ferial seguirá siendo el gran instrumento de dinamización económica que es». «La Feria alcanza este año su 67.ª edición y lo hace en pleno vigor y juventud. Forma parte del patrimonio inmaterial de todos los asturianos», reivindicó.
Junto al de Alvargonzález Lanquine, otro nombre muy pronunciado ayer fue el de Luis Adaro Ruiz-Falcó, histórico presidente de la Cámara y gran impulsor de la recuperación de la Feria –que tras sus primeras ediciones se había anulado en 1931– en los años 60 y, por tanto, gran responsable de su fase de expansión y consolidación. Carmen Moriyón, alcaldesa de Gijón, se encargó de poner en valor el legado del empresario: «La familia Adaro es un ejemplo que Asturias debe honrar y valorar, un ejemplo de lo que conocemos como personas adelantadas a su tiempo, visionarios que con su trabajo acercaron un futuro que otras regiones veían a lo lejos». Destacó la regidora, también, la capacidad de la Feria de «reinventarse y avanzar» desde un Gijón cuya historia, dijo, «acredita su vocación innegociable por el avance y la vanguardia». «La Feria ha sido espejo de ese paso al frente a la hora de afianzar el desarrollo económico y pensamiento contemporáneo en la ciudad», añadió.
A juicio de Moriyón, no se puede definir lo que es hoy la Feria de Muestras. «No se puede acotar lo inabarcable», dijo. Sí cree que «la Feria no es de nadie, porque es de todos», y que eso la convierte «en parte indivisible del patrimonio asturiano». Se alió así con lo dicho por Barbón, que destacó el «arraigo» de la cita en el verano gijonés –recordó los bocadillos de calamares y los abanicos y las gorras promocionales que cada año generan colas en los stands– como integrante de la «entraña emocional» de cualquier asturiano, y también con las palabras que pronunció Gonzalo Martínez Peón, director de LA NUEVA ESPAÑA y encargado de recibir ayer a las autoridades. «Todos los asturianos tenemos una relación más o menos íntima con la Feria», afirmó el periodista. La suya comenzó cuando tenía cuatro años y de la mano de su abuelo, Juan Martínez García-Rovés, creador del popular personaje del Gaviotu, un icono de la prensa local de la época. El director, siguiendo con esa idea de que la Feria de Muestras es a la vez de Gijón y de Asturias, defendió: «Es la prueba de que los asturianos, todos a una, podemos hacer las cosas bien y de que, cuando nos ponemos en serio y superamos los localismos absurdos, mostrando cada uno lo mejor de nosotros, no hay quien nos pare».
Baragaño, por último –y aunque Luis Miguel Piñera, cronista oficial de Gijón, se encargó ayer de repasar en profundidad la historia de la Feria–, quiso aprovechar la concurrida presencia social e institucional de la cita para honrar a quienes le precedieron. Agradeció, por eso, la labor de históricos colaboradores de la Cámara como Claudio Fernández Junquera, Pedro García-Rendueles, Guillermo Quirós, Álvaro Muñiz y Miguel García Barro. «Seguiremos en el buen camino», vaticinó el responsable, que recordó que el recinto ferial acoge actualmente actos durante más de 200 días al año. Reivindicó, por su parte, su «compromiso» con que la cita avance en su senda de «sostenibilidad medioambiental y digitalización», un reto en el que se ahondó en un coloquio posterior –moderado por la periodista de este diario María José Iglesias– con Mario Cueto-Felgueroso (director comercial), Álvaro Alonso Ordás (director de la Feria), Rebeca Fernández (responsable del Palacio de Congresos) y María Obaya (responsable de eventos).
LA NUEVA ESPAÑA, tal y como recordó el presidente de la Cámara, tiene stand propio en la Feria desde 1979 y renueva su oferta cada año. «Pensad en grande, como siempre habéis hecho: el Principado os apoyará y LA NUEVA ESPAÑA estará ahí para contarlo y para contarlo bien», les dijo Barbón a los organizadores.