Las monjas cismáticas de Belorado (Burgos) han evitado comparecer esta mañana ante el Tribunal Eclasiástico que las había convocado para que ratificaran su decisión de salirse de la Iglesia, por lo que se abre así la puerta a que sean excomulgadas. En un comunicado hecho público en sus redes sociales, las hermanas han ratificado su decisión de separarse «libre, voluntaria y decididamente» de «la iglesia conciliar» surgida tras el «latrocinio Vaticano II».
En el arzobispado de Burgos tenían la esperanza de que muchas de las 15 hermanas que habían anunciado su seaparación de la Iglesia hace un mes se echaran para atrás, ya que consideraban que estaban siendo influenciadas por la abadesa y un par de monjas más a la hora de completar el cisma, y al final iban a desistir en su empeño ante el riesgo de ser excomulgadas. Pero lo cierto es que hoy han ido todas a una.
Se abre así un nuevo y delicado escenario para Mario Iceta, arzobispo de Burgos, y a quien el Vaticano ha dado plenos poderes para resolver esta situación. Fuentes del arzobispado han recordado en los últimos días que el «desalojo» del convento donde están atrincheradas las monjas desde hace un mes es una opción. La «última», pero una opción.
Sin embargo, no se antoja que sea ni una solución rápida ni corta, ya que el convento en el que llevan atrincheradas desde hace un mes, cuando rompieron con el Vaticano y se situaron bajo la égida de Pablo de Rojas Sánchez-Franco, un falso obispo excomulgado que lidera la Pía Unión de San Pablo Apóstol, considerada «una secta» por la Iglesia, es propiedad no de la Iglesia, sino de la comunidad de las religosaas.
Con el cisma de Belorado, la Iglesia española está viviendo una severa crisis que se inició con un manifiesto de renuncia de las monjas que denunciaban que estaban siendo «perseguidas” después de que El Vaticano “bloqueara” la venta del convento que tienen en propiedad y que está vacío en Derio, en Vizcaya, para poder así hacer frente a la compra del monasterio de Orduña, perteneciente a la Diócesis de Vitoria y con la que tenían un acuerdo de compraventa.
Desde la Conferencia Episcopal, entretanto, siguen el conflicto con atención, pero con confianza plena en Iceta, que fue curiosamente quien excomulgó a Pablo de Rojas en 2019, al que dentro del Arzobispado se acusa de estar detrás de todos los movimientos de las clarisas de Belorado.