Disfrutó de una despedida idílica en el Real Madrid, recogiendo la Liga y Champions en los partidos del adiós, y añadir la Eurocopa, en casa, con Alemania sería el no va más. El cierre deseado. Perfecto. Lo pondrá todo de su parte, sabiendo que exprime sus últimos días, asumida la presión que se autoimpuso de anunciar la retirada irreversible. ¿O no?
Julian Nagelsmann le convenció para que volviera a la selección alemana tres años después de que Kroos hubiera renunciado a seguir en el equipo. Carlo Ancelotti bromeó con que le preguntaría en octubre si estaba aburrido de dedicarse a la academia de fútbol infantil para que se reincorporara al Madrid. No se ha ido Kroos y ya se le echa de menos.
“La primera llamada se la hice hacia noviembre”, contó Nagelsmann de la iniciativa para reincorporarlo al equipo, “y me costó su tiempo convencerle”. Kroos abandonó el Mannschaft en julio de 2021 frustrado por el disgusto de la eliminación en la fase de grupos del Mundial de Rusia (2018) y de los octavos de final de la Eurocopa 2020. El tercer fracaso de Qatar (2022) lo digirió de espectador. No conoció de seleccionador a Hansi Flick, el nuevo entrenador del Barça.
“En las primeras conversaciones me adelantó que regresaría cuando tuviera de la sensación de que se volvería a ganar”, explicó Nagelsmann, que informó al futbolista, cumplidos los 34 años, del enfoque que le iba a dar al combinado nacional y de los cambios que estaba practicando. En febrero, Kroos anunció su reaparición para la siguiente ventana de selecciones.
“Chicos, breve y sin complicaciones: a partir de marzo volveré a jugar con Alemania. ¿Por qué? Como me lo pidió el seleccionador nacional, estoy dispuesto a hacerlo y estoy seguro de que con el equipo en el Campeonato de Europa es posible hacer mucho más de lo que la mayoría de la gente cree”, informó el jugador blanco en las redes sociales, convencido del todo.
Nadie iba a discutir a Nagelsmann, seleccionador desde el pasado mes de septiembre, que reclutara a un veterano. Ni nadie reprendería a Kroos por aprovecharse de aparecer a última hora y jugar el torneo en casa. El prestigio de ambos estaba intacto. Aún no se sabía públicamente que el futbolista había tomado la decisión de retirarse, mientras el madridismo, con Florentino Pérez a la cabeza, esperaba que aceptara la oferta de renovación. Fue dando largas hasta la respuesta final: no.
La presentación de Kroos en el estreno de la Eurocopa no pudo ser mejor. Bueno, sí, podría. Acertó 102 de los 103 pases (el 99%). Impecable en los 8 pases largos intentados, perfecto en los 27 cortos, el pase fallado fue a media distancia. Más espectactular, por lo impactante, había sido el regreso en el amistoso ante Francia de marzo: en una jugada ensayada en el saque de centro dio un pase a Florian Wirtz que abrió el marcador a los seis segundos.
Pocos pases verticales
El rol de Kroos en el equipo se asemejó al del Madrid. Compartió la zona de mediocentro con Robert Andrich, que recibió una clase magistral muy próxima pese a que sus números fueron buenos: 26 de 29 pases (90%), eclipsado por el fulgor de su pareja.
Kroos estuvo en la génesis de los dos primeros goles, pero esas acciones anduvieron lejos de lo que se definiría por asistencia. En realidad, el análisis de esos pases revela que dio muy pocos verticales. Apenas el 30%: siete a Gündogan, mediapunta central; nueve a Jamal Musiala, once a Florian Wirtz, los dos exteriores y dos a Kai Kavertz, el delantero centro. Uno a Thomas Müller y otro a Emre Can, que aparecieron en los instantes finales.
No se acercó Kroos a la línea de fuego, de ahí la brillantez de los números. Tal vez no era su cometido. Tampoco Escocia forzó errores, vencida con dos goles en un cuarto de hora, avasallada por las tanquetas alemanas. Hungría, vencido por 1-3 por Suiza, es el próximo rival de Alemania.