Antes de irse de vacaciones los alumnos de primero de Primaria del Sagrat Cor de Palma se despidieron del centro y de sus compañeros con una actividad muy especial: se quedaron a dormir en el colegio.
El pasado 26 de marzo los niños llegaron al ‘cole’ con lo típico (la mochila, los cuadernos…), algunas cosas más inusuales (neceser, pijama…) y unos nervios extra. Los alumnos, de seis y siete años, llevaban meses preparando la velada como punto final de un proyecto que se ha preparado con «muchísima ilusión» también por parte de los profesores.
La aventura comenzó cuando los propios alumnos solicitaron formalmente los permisos correspondientes para poder pernoctar, escribiendo a los directores de la escuela, al encargado de mantenimiento y a diferentes personas necesarias para sacar adelante esta particular fiesta de pijamas, en la que además de pasarlo bien trabajaron varios conceptos y habilidades.
Y es que tras la noche en el ‘cole’ hay todo un proyecto de trabajo con el que han trabajado las unidades de medida («¿dónde cabremos para dormir?»; «¿cuánto medimos?»); han aumentado vocabulario (ropa, comida, días de la semana, meses del año…); han hecho sumas y restas y resuelto problemas (como calcular las cantidades para cocinar, las raciones para la cena) y han practicado la escritura, además de fomentar la autonomía en hábitos de higiene y alimentación y potenciar la unión del grupo.
Por la mañana, los alumnos realizaron un taller de cocina donde elaboraron los típicos crespells de Pascua para asegurarse el desayuno del día siguiente: buscaron la receta, calcularon cuántos gramos necesitaban e hicieron la lista de la compra. Por la tarde tuvieron muchos talleres para elegir, de decorar arena de la playa a sesiones de baile. Después llegó la hora de ponerse los pijamas y bajar al comedor para cenar («¡Hamburguesas!», celebraron los chavales). Hubo sesión de cine, pero algunos no llegaron al final de la película: tras un día lleno de risas y actividades, el cansancio les pudo.
El despertar según los profesores fue memorable. Todos tacharon de «impresionante» ver la cara de emoción de los compañeros al levantarse juntos, hablar de cómo había sido pasar la noche en el aula y compartir recuerdos y anécdotas.