Incluso si se llega a Moscú después de una semana sin internet, se palpa que algo trágico pasó recientemente en la capital rusa. La seguridad se ha doblado en centros comerciales, aeropuertos, estaciones de tren y metro… En estas últimas, puntualmente se revisaba la maleta/mochila de algunas personas al azar, ahora muchos más deben pasar “por el aro” y abrir sus equipajes. Por toda la ciudad cuelgan carteles con el lema ‘Lloramos’ en homenaje a las 140 personas – la última cífra actualizada- que perdieron la vida en el Crocus City Hall.
Aún días después, el memorial improvisado cerca del lugar marcado por el atentado, sigue en pie y aumentando en tamaño. Miles de flores, velas, juguetes e iconos ortodoxos se amontonan en el exterior del centro comercial. Aunque ya ha pasado casi una semana, cada día cientos de rusos continúan acercándose para honrar a sus compatriotas muertos, tal y como atestiguan las flores frescas, que ocupan metros y metros cuadrados de la acera aledaña al centro comercial.
- Uno de ellos es Yevguenia. “Muy a menudo venía a este centro comercial con mi nieto. Fue pura suerte que el viernes del concierto de Picnic no vinieramos” explica. Añade que finalmente acudió el sábado por la noche, para dejar algunas flores. Antes de irse, mira con los ojos llorosos el memorial. Mientras tanto, un grupo de personas sacaron velas cuando el sol caía, para rezar por el alma de quienes murieron. En el centro, hay un sacerdote ortodoxo que lidera este ritual improvisado, durante el cuál el clérigo habla mientras agita un incensario. Otro de los presentes, Alekséi, luce abatido. “Deseamos con todas nuestras fuerzas que esto no ocurra nunca más, a nadie, ni de nuestro país ni de cualquier otro” explica. “Tras lo que pasó, no debemos tener miedo, debemos seguir haciendo vida normal” añade.Castigar a los culpablesPor ahora, hay almenos ocho detenidos por el ataque, entre ellos los cuatro que presuntamente dispararon contra los civiles en el propio Crocus City Hall. Aunque Rusia reculó con la autoría, que admitió que es de islamistas radicales, sigue intentando relacionar a Ucrania y a Occidente con el atentado. Los moscovitas de a pie se muestran mucho más prudentes, aunque quieren que haya justicia en honor a las víctimas. Es el caso de Ilan, un moscovita de origen abjasio que vive en la capital rusa. “Yo no sé quién es el responsable de eso, solo soy un tipo corriente, pero sé que cuando Vladímir Vladimirovich Putin lo diga tras la investigación, será cierto” asevera. Añade que los que mataron a las 140 víctimas “no son personas”.Él mismo explica que cuando supo lo que ocurrió, sintió “un gran vacío” y asegura que los rusos “lloran a sus muertos, es muy triste pero hay que seguir”. Aunque siente el dolor como todos sus compatriotas, se siente tranquilo porque cree que ahora, “todos los cuerpos de seguridad rusos trabajan enérgicamente para cazar a los culpables y para evitar que vuelva a ocurrir”. Rusia ya castigó a los principales sospechosos con prisión preventiva y torturas que no escondió. En la vista judicial todos ellos aparecieron con múltiples moratones, uno de ellos con una venda en la oreja que le habían cortado durante la detención y otro de ellos fue incapaz de levantarse de una silla de ruedas.El presidente ruso ya prometió que su país juzgará a los culpables del ataque terrorista. “Espero que los fiscales hagan todo lo necesario dentro de sus competencias, incluso a la hora de presentar acusaciones estatales y durante el juicio, para garantizar que los autores reciban un castigo justo. Tal y como exige la legislación rusa» fueron las palabras del mandatario. Durante los días posteriores al atentado también resurgió el debate sobre la pena de muerte, suspendida en el país euroasiático desde 1996 y el diputado Mijáil Sheremet presentó una solicitud al Tribunal Constitucional para suspenderla y recuperar la pena capital.
Castigar a los culpables
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