«Íbamos cuatro en el vehículo, el voluntario canadiense ha muerto, ha muerto… y la otra persona no sé dónde está». Eran las palabras que repetía desde la camilla Ruben Mawick, un médico voluntario de origen alemán que llegaba al punto de estabilización donde me encontraba trabajando –ayer viernes– junto al frente de combate de Bakhmut. Eran las 10:25 de la mañana. 

Entre el goteo de militares que no dejaban de llegar –con heridas provocadas por la artillería rusa–, de repente aparecieron los dos voluntarios internacionales de la organización Road to Relief, fundada por la española Emma Igual en Ucrania en marzo de 2022.

Seguí a Ruben por el pasillo hasta una de las salas. El joven insistía desde la camilla en que era muy importante «avisar a su organización». Había media docena de médicos ucranianos tratando de estabilizarlo: una de las doctoras, Anastasia, intentaba calmarlo hablando con él en inglés, pero sus heridas le provocaban fuertes temblores.


El médico voluntario de origen alemán Johan Mathias Thyr, que viajaba en el mismo vehículo que Emma Igual, durante su traslado a un hospital ucraniano

Maria Senovilla

Tenía restos de metralla y quemaduras por todo su cuerpo, y también en la cara. Pero aún así seguía repitiendo que el conductor de su vehículo –su «colega» canadiense– estaba muerto y que el cuarto tripulante había desaparecido. En aquel momento, yo desconocía que el cuarto tripulante era la voluntaria española de 32 años Emma Igual.

Aturdido, y probablemente con los oídos afectados por la explosión, Ruben hablaba a gritos. Cuando le respondían, pedía que le repitieran las frases. Se notaba que no podía escuchar bien. Con mi cámara en la mano, le pedí permiso para retratarle y finalmente pude hablar con él: «Tengo 20 años, los cumplí el 7 de abril. Estoy aquí por Ucrania, quiero ayudar a Ucrania», dijo.

Aunque en ningún momento señaló la nacionalidad ni el sexo de la cuarta persona que viajaba con ellos en el vehículo, si que repitió varias veces que «había desaparecido». Y hasta el punto de estabilización en el que nos encontrábamos no llegaron más voluntarios civiles en toda la mañana.

Los cadáveres no se trasladan a estos lugares –donde obviamente ya no pueden hacer nada por ellos, y necesitan los recursos para atender a los vivos–, así que existía la posibilidad de que el cuarto tripulante estuviera junto con el voluntario canadiense fallecido. Pero Ruben no sabía más.

Informaron por chat

Mientras los médicos le hacían placas y comprobaban la movilidad de sus piernas, empezó a tranquilizarse un poco –probablemente por el efecto de los analgésicos que le estaban suministrando mediante una vía–. Y aproveché para ir a ver a su compañero. 

Una médica ucraniana del frente de Bakhmut documenta las heridas de Ruben Mawick a su llegada al punto de estabilización


Una médica ucraniana del frente de Bakhmut documenta las heridas de Ruben Mawick a su llegada al punto de estabilización

Maria Senovilla

En la sala de enfrente, estaban atendiendo a Johan Mathias Thyr, de origen sueco. Él también trabajaba como voluntario para Road to Relief. Sus heridas eran muy parecidas a las de Ruben, pero tenía menos movilidad en las piernas y su pronóstico era más grave.

Cuando me acerqué a su camilla, también estaba pidiendo su teléfono móvil: «tenemos que avisar a la organización, por favor, por favor mi teléfono», insistía. Le habían vendado la cara y la cabeza para proteger los cortes y las heridas, y apenas podía hablar. 

El voluntario de origen sueco Johan Mathias Thyr, que trabajaba con Emma Igual, avisa del ataque a los otros miembros de la organización


El voluntario de origen sueco Johan Mathias Thyr, que trabajaba con Emma Igual, avisa del ataque a los otros miembros de la organización

María Senovilla

Uno de los sanitarios se apresuró a buscar entre los restos de su ropa –que habían cortado y dejado a los pies de la camilla– y le puso el móvil en las manos. Como pudo, Johan abrió la aplicación de mensajería y empezó a escribir. Supongo que aquel preciso instante estaba avisando de la desaparición de Emma Igual en Bakhmut. Los médicos esperaron a que terminase para continuar realizando las curas.

Sus piernas estaban especialmente mal, quemadas y con laceraciones, y los doctores las vendaron a conciencia antes de preparar su traslado a un hospital más grande. Los puntos de estabilización son una especie de «hospital de paso», donde los médicos de combate estabilizan a los soldados heridos en el campo de batalla para que puedan llegar vivos a un centro mejor preparado –y que normalmente está mucho más lejos–.

Los médicos ucranianos preparan al voluntario sueco Johan Mathias Thyr para su traslado a un hospital


Los médicos ucranianos preparan al voluntario sueco Johan Mathias Thyr para su traslado a un hospital

Maria Senovilla

El punto de estabilización al que llevaron a Ruben y a Johan es uno de los más conocidos en el frente de combate de Bakhmut. Probablemente, ambos voluntarios también sabían de su existencia antes de acabar ahí, porque su trabajo en el Dombás consistía en hacer evacuaciones, tanto civiles como médicas.

Traslado al hospital

Tras hora y media de trabajo, con ambos voluntarios estables, comenzó el traslado al hospital: Ruben podía sostenerse en pie –a pesar de los aparatosos vendajes en las piernas, las manos y la cabeza– y lo colocaron en una silla de ruedas. «Dame la bolsa», le dijo a la doctora Anastasia, cuando ésta intentaba colgarla en alguna parte de la silla. «Yo puedo llevarla».

A Johan hubo que pasarlo a otra camilla –entre algún gemido de dolor– para meterlo tumbado en la ambulancia que venía de camino a recogerlos. El voluntario sueco no soltó su teléfono móvil ni siquiera cuando lo estaban echando en la camilla. Pendiente de los mensajes, supongo, de los responsables de la organización tras conocer la terrible noticia.

El ataque contra el coche de los voluntario se produjo, tal y como aseguró Ruben, en Bakhmut. Una zona donde no se realizan evacuaciones civiles desde hace meses. Así que lo más probable es que estuvieran ayudando a militares heridos en combate.

Los dos jóvenes se recuperan ahora en hospitales diferentes; la gravedad de sus heridas no era la misma, y probablemente ese sea el motivo de que no estén en el mismo lugar. Y esta misma mañana el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, confirmaba la muerte de la voluntaria española Emma Igual.

Se desconoce, por el momento, dónde hallaron su cuerpo; si también fue trasladada con vida a otro punto de estabilización –hay varios repartidos por el frente de combate de Bakhmut–, o si por el contrario murió en el acto, como el conductor del vehículo en el que viajaban todos y hubo que recuperar el cuerpo después del ataque.

Albares confirmó la noticia 

Pasadas las 10:30 de la mañana de este domingo, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, confirmaba la muerte de Emma Igual durante su comparecencia en el G20 para informar sobre la situación en Marruecos. 

«Tenemos la confirmación verbal de que ha fallecido, estamos intentando tener la confirmación oficial por parte de las fuerzas ucranianas», dijo Albares. 

Antes de viajar a Ucrania, Emma trabajó como investigadora asociada en varias universidades y agencias de las Naciones Unidas durante más de cinco años, donde escribió, tradujo y editó varios artículos académicos, muchos de los cuales fueron publicados en periódicos y revistas académicas especializadas.

En su perfil de la red social Linkedin, Igual se presenta como una trabajadora humanitaria con varios años de experiencia trabajando en campos de refugiados y asentamientos, especializada en Protección Infantil en Emergencias (CPiE) y ayuda a Refugiados/PDI.

Ha colaborado con varias ONG en Grecia, Myanmar, Kenia y Marruecos, entre otros lugares.