Un proyecto europeo, respaldado por la Administración comunitaria y el CSIC, y con la participación de empresas privadas, ha dado a luz a un material de acolchado agrícola capaz de sustituir al tradicional plástico empleado en los cultivos para controlar las ‘malas hierbas’ y las plagas. El nuevo producto tiene una composición 100% vegetal y biodegradable. El plástico es hoy un elemento contaminante que arroja al medio ambiente miles de toneladas de este compuesto difícil de degradar y que se incorpora a la cadena trófica. La agricultura es parte del responsable de este problema, pero todo ello puede evitarse gracias a Agropaper, que así se llama este nuevo sistema.
LIFE Agropaper es el programa europeo que ha generado un sistema de acolchado sostenible, que “en cultivos hortícolas puede equivaler a evitar el uso de 1 a 3 litros de herbicidas por hectárea”, señala Morgane Robert, uno de los responsables de la iniciativa. Este miembro de Floreàle Holding lo probó en sus campos de lechugas de España y Francia: “Lo aconsejamos con climas de poca lluvia o con riego por goteo”, señala.
No solo es más ecológico, sino es más eficaz que el plástico. El coordinador del Grupo de Innovación de Campo del Grupo AN, Sergio Menéndez, señala que “una de las ventajas de AgroPaper es que, una vez que se finaliza el cultivo, se puede incorporar directamente al suelo y evitar cualquier problema de contaminación”. “También ha resultado muy eficaz a la hora de controlar el crecimiento de ciertas ‘malas hierbas’, como puede ser la juncia, que los biofilms o plásticos convencionales no pueden controlar”, añade.
Ahora bien, también alerta de que, “si se hace una mala gestión del riego, se puede dar una descomposición muy rápida del AgroPaper”, por lo que es preciso controlar este aspecto.
Aval del CSIC y de la agricultura ecológica
La investigadora del Centro de Estudios Ambientales y Sostenibilidad (CEBAS-CSIC) Sara Ondono explica que el uso de este material “supone una fijación de carbono exógeno en el suelo”, ya que al colocarlo en el suelo se incorpora también “una fuente de materia orgánica, como resto de celulosa, al suelo”. También se ha observado “un efecto beneficioso sobre los microorganismos del suelo”, añade.
El producto, asimismo, cuenta con el beneplácito de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica y Agroecología (SEAE). Una de sus responsables, Aina Calafat, ha verificado que “este acolchado de base 100% vegetal y biodegradable responde a las necesidades de los agricultores, que es compostable en condiciones naturales en el propio campo y que, además, da respuesta a los grandes objetivos planteados en cuanto a la reducción de gases de efecto invernadero y a la liberación de plásticos en el ambiente”.
Desde la industria, como es el caso de Florette, integrada en el proyecto, su jefe de proyectos, Hassen Merdassi, afirma: “Hemos notado que este acolchado aporta muchas mejoras en cuanto a calidad, rendimiento de cultivos y, sobre todo, en control de malas hierbas, principalmente en verano”.
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