Sumar comienza su andadura para constituirse como un partido al uso y despliega su estructura en los territorios para poder consolidarse de cara al próximo ciclo electoral. La I Asamblea de Sumar que se celebra este sábado supone el pistoletazo de salida para su construcción, con la proclamación de la nueva dirección y las normas que regirán la plataforma. En esta primera fase, hasta la Asamblea de otoño que alumbre sus nuevos estatutos, Sumar diseña su propio mapa político, donde tiene que calibrar el peso de la marca estatal con la coexistencia de otros partidos regionales. Un diseño confederal con distintos equilibrios que arroja un mapa muy desigual, en función del territorio.
La cuestión de los territorios ha sido el principal caballo de batalla a la hora de aforntar esta primera cita de Sumar, a la que Yolanda Díaz quería llegar con todos los acuerdos cerrados con el resto de formaciones aliadas. Tanto Izquierda Unida como Más Madrid plantearon unas duras negociaciones para lograr un encaje donde pudieran mantener cierto control sobre sus respectivos feudos. Unas negociaciones que culminaron en sendos pactos, de diversa naturaleza, que dieron encaje a sus demandas.
IU reclama peso
En el caso de IU, fue la federación andaluza del partido la que pilotó la negociación por su cuenta. El partido antes liderado por Alberto Garzón afeó a Yolanda Díaz el sistema de cuotas que quería implantar en el partido, donde el 70% de la dirección se lo aseguraba para Sumar y el 30% iba para el resto de actores políticos. Un sistema que se aplicaba a todos los niveles, desde el plano nacional hasta el autonómico y provincial.
Pero el peso de Izquierda Unida en algunas comunidades como Andalucía, donde cuenta con un millar de concejales y gran arraigo territorial, llevó a que planteasen una batalla por tener un peso acorde a su presencia en la región. Este tira y afloja, donde IUCA presionó con cinco enmiendas apoyadas masivamente por su militancia que irían a votación hoy si no eran aceptadas por la dirección, se saldó con un acuerdo.
Este pacto dio a los partidos aliados capacidad de veto a las direcciones que Díaz quisiera implantar en los territorios. Es decir, obligaba a Sumar a negociar uno por uno todos los grupos territoriales donde hubiera otros actores políticos. En caso de que no hubiera acuerdos, Sumar podía celebrar primarias o renunciar a su implantación. Estos grupos territoriales son los que pivotarán en los próximos meses las Asambleas autonómicas o provinciales donde se elegirán las federaciones definitivas. IU se garantizaba así cierto peso en el eventual ‘Sumar Andalucía‘ que se crease.
La marca, escollo en Madrid
En el caso de Más Madrid, el problema no era tanto el peso dentro de Sumar, sino la mera implantación de la nueva plataforma. La formación de Mónica García rechazaba que Díaz crease nuevas estructuras de partido en un feudo donde son líderes de la izquierda y primer partido de oposición a Isabel Díaz Ayuso, por delante del PSOE. Consideran que su fuerza radica en la ausencia de «tutelas» a nivel estatal -algo que acabó con Podemos en la región y que históricamente ha lastrado a los socialistas madrileños-. Y es por esto que pusieron una línea roja: Sumar no tendría federaciones propias en la Comunidad de Madrid.
Después de unas difíciles negociaciones, donde Más Madrid llegó a exhibir públicamente su malestar con Sumar, ambas formaciones alcanzaron un acuerdo a finales de la semana pasada, por el que Yolanda Díaz reconocía al partido madrileño como partido de referencia en la región, al tiempo en que renunciaba a crear estructuras propias en este bastión. En el acuerdo sí queda abierta la puerta a varias fórmulas mixtas.
Una de ellas es que las candidaturas municipalistas que gobiernan en distintas localidades de la Comunidad de Madrid, como Alcorcón, donde el teniente de alcalde es el dimitido de Podemos, Jesús Santos; o Rivas, gobernada por la alcaldesa de IU Aida Castillejo.
La segunda vía abierta consiste en la posibilidad de construir en el futuro espacios conjuntos entre ambas fuerzas, que tendrían que diseñarse siempre de una manera coordinada. Este acuerdo, que además incluye la no competencia electoral, también cierra la puerta a que Sumar pueda ‘competir’ con Más Madrid por la misma militancia, pero deja la puerta abierta a colaborar en lo orgánico.
Renuncia a Cataluña
Una vez resueltos estos escollos, en Sumar ya miran hacia su construcción en los territorios en función de sus alianzas, haciendo una renuncia expresa a implantarse en Cataluña, donde Catalunya en Comú, el partido de Ada Colau, es la principal referencia de la izquierda alternativa al PSOE.
Justifican su decisión en el propio diseño del partido catalán, que tiene en su seno facciones de distintas procedencias, desde ICV, a los afines al movimiento municipalista de 2015 en torno a Colau pasando por quienes provenían de Podem Catalunya, aunque terminaron por abandonar en bloque las filas moradas.
La renuncia de Yolanda Díaz a ocupar ‘terreno Colau’ muesta una vez más el peso que tiene la federación catalana de Sumar. Los Comuns ya ostentan una posición claramente dominante en la plataforma, por encima del resto de aliados, con una fuerte presencia en los espacios de dirección y cargos de relevancia.
Tienen en su haber un ministerio y la portavocía del partido, cargos ostentados por Ernest Urtasun, además de una portavocía adjunta en el Congreso –Aina Vidal– y por la coordinación general de Sumar que encarna Josep Vendrell, mano derecha y antiguo jefe de gabinete de la vicepresidenta de Gobierno. Todas estas figuras están vinculadas a Iniciativa per Catalunya Verds.
‘Territorio Compromís’
No renuncian, en cambio, a implantarse en la Comunidad Valenciana, territorio de Compromís. El partido valencianista fue en coalición con Sumar a las generales y está en su grupo parlamentario, pero siempre ha tratado de marcar perfil propio dentro del espacio: renunció a ocupar ningún cargo en el organigrama de Gobierno, rehusó participar en la construcción del partido de Yolanda Díaz y es la facción que más dureza ha exhibido hacia el ala socialista del Gobierno, llegando a poner en duda sus apoyos si no cumplían los compromisos adquiridos.
En Compromís mostraron en su momento ciertos recelos con la posibilidad de que Sumar crease estructuras en su feudo, pero una vez remarcado su carácter propio dentro de la coalición Sumar, han terminado por aceptarlo, aunque el compromiso de Díaz ha sido el de tender puentes y fortalecer relaciones, y en ningún caso plantear una competición. Además, Sumar podría centrarse en las zonas donde Compromís tiene menor implantación, como Alicante.
Pese a haber aceptado la presencia de Sumar, avanzan, eso sí, que se mantendrán «vigilantes» sobre su actividad de Sumar, para asegurarse de que su presencia no afecta en modo alguno a la formación valencianista. Ambas fuerzas deberán sellar también un acuerdo de colaboración donde establecer los límites de sus competencias. Este acuerdo llegará previsiblemente en paralelo al pacto para las listas europeas, que se darán a conocer después de Semana Santa, y donde Compromís aspira a asegurar su elección, ocupando entre el tercer y cuarto puesto.
Algunas voces de la formación valenciana sin embargo ponen en duda la capacidad de Sumar a la hora de movilizar a nuevos sectores sociales, después de que Podem desapareciera de las instituciones valencianas el pasado mayo, y de que el que fuera su líder y exsecretario de Estado de Yolanda Díaz la pasada legislatura, Héctor Illueca, volviera a su plaza de funcionario en la Inspección de Trabajo.