La Reserva Federal de Estados Unidos ha decidido este miércoles mantener los tipos de interés en la horquilla de entre el 5,25 y 5,50%, el récord de los últimos 23 años donde llevan fijados desde julio del año pasado.
Es un paso que prácticamente estaba anunciado, especialmente después de un repunte de la inflación en enero y febrero que la ha elevado hasta el 3,2%. Esa subida ha sustentado la cautela dominante en el banco central estadounidense, que ha abandonado definitivamente la idea de recortes agresivos en el precio del dinero que se anticipaba hace solo unos meses y, como ya demostró en la reunión de enero, prefiere seguir operando dejándose opciones abiertas.
Con el mantenimiento de los tipos, en la línea de sus cuatro reuniones anteriores, todos los ojos estaban puestos este miércoles en las previsiones económicas y sobre los tipos, que la Fed ofrece en la última reunión de cada trimestre, así como con más intensidad si cabe que de costumbre en la rueda de prensa que ofrece a las 14.30 (19.30 en España) Jerome Powell, su presidente. Y la cuestión fundamental es tomar el pulso a las perspectivas que los responsables de la política monetaria tienen a corto, medio y largo plazo.
En la reunión de diciembre, la última en la que habían ofrecido sus previsiones, se habían anticipado tres recortes de tipos para este 2024 y muchos estimaron que empezarían en junio. Y este miércoles se llegaba quedando por ver si esos cálculos se mantendrían tras ver los últimos datos de la inflación, y especialmente de la subyacente, y el repunte del paro, que aunque sigue bajo ha subido a una tasa del 3.9%.
¿Bache pasajero?
Nadie sabe si las subidas de los precios son un bache pasajero o si se ha roto la tendencia de los últimos seis meses de 2023, cuando la inflación fue reduciéndose. Los tipos altos por los que ha optado la Fed hasta ahora, tras haber adoptado una política agresiva que con 11 subidas consecutivas los llevó a su nivel más alto en cuatro décadas, han funcionado sin frenar el crecimiento económico ni elevar de forma drástica el desempleo, pero la fase final de la lucha contra la inflación se está mostrando compleja. Y la Fed enfrenta el reto de gestionar los riesgos conforme sigue tratando de lograr un aterrizaje suave, controlando la inflación y a la vez evitando llevar la economía a una recesión.
En una comparecencia este mismo mes ante el Congreso, Powell había dicho que el banco central “no está lejos” del nivel de confianza que necesita para empezar las subidas de tipos o, en sus palabras, “rebajar el nivel de restricción para no llevar a la economía a una recesión”. Pero aquellas palabras sorprendieron a muchos observadores, que veían más optimismo en Powell que en la mayoría de sus colegas, que han dado señales de apostar por más paciencia.
Se abren varios escenarios, como optar por posponer los recortes si la inflación persiste más de lo esperado. Pero si la demanda y la contratación se debilitan más de lo anticipado, aunque el banco central tendría margen de maniobra para cortar, posiblemente no podría hacerlo a suficiente velocidad como para evitar una recesión.