A las puertas de la Navidad y con datos solo hasta septiembre, la Denominación de Origen (DO) cava auguraba unos datos de cierre de 2023 que reflejarían un año difícil. Tres meses más tarde, con el dibujo completo ya a su disposición, pueden confirmar que lo ha sido. Las compañías que operan bajo el paraguas de esta etiqueta (Codorníu, Freixenet, Juvé & Camps…) han vendido, en conjunto, prácticamente el mismo número de botellas que el año anterior, una cantidad que incluso cae ligeramente a nivel internacional. “Nuestro norte es la valorización”, ha recetado este miércoles el presidente del Consejo Regulador del cava, Javier Pagés, quien ve claro que el volumen de ventas no puede crecer mucho más en el futuro y que toca redoblar esfuerzos para revalorizar el sector y que lo que sí crezca sea la facturación.
El balance final de año ya va un poco en esta línea. A pesar de vender solo un 1% más respecto al ejercicio previo (252 millones de botellas), la DO cava ha ingresado un 8% más por esta actividad (2.200 millones de euros). Esto se debe al incremento de precios asociado a la inflación generalizada, a que la sequía ha reducido considerablemente la cantidad de producto disponible –la última cosecha fue casi un 40% inferior en Catalunya en comparación con 2021, la última sin efectos adversos del cambio climático– y a que las bodegas están trabajando en hacer producto “de un nivel más alto y más exquisito”, que es la gran meta de este Consejo Regulador.
Es en buena medida por esto que Pagés ha valorado positivamente el comportamiento de las compañías a las que representa en 2023. “Volvemos a alcanzar una cifra récord tras varios años consecutivos, esto es algo muy significativo y positivo”, ha resumido este empresario, quien ha destacado el valor de vender un 1% más de botellas en un contexto marcado por una desaceleración generalizada de la economía a nivel mundial y unas exportaciones que caen en volumen y valor en el segmento del vino.
De hecho, lo que explica el nulo avance en las ventas de la DO cava es, sobre todo, una caída de la demanda del 13% en Estados Unidos, el segundo mercado al que más exporta este conjunto de vinos espumosos. Pagés ha enmarcado este recorte en una reducción global de las ventas del sector en el país norteamericano (es decir, que también ha salpicado al ‘champagne’ y al ‘prosecco’) por un “desfase de inventarios”. En otras palabras, que anticipando problemas de suministro en Europa por las múltiples crisis geopolíticas y macroeconómicas, el país hizo especial acopio en 2022.
Hay que tener en cuenta que la DO cava exporta casi el 70% de lo que produce, y que la actividad internacional se ha contraído, en conjunto, un 0,25% en 2023. En cambio, la actividad crece a nivel nacional un 4%, un contraste que la DO cava relaciona con el buen comportamiento del turismo y con la aceptación que va ganando el cava en España.
Subidas de precio aseguradas
El otro dato aparentemente negativo (pero al que también ha restado peso Pagés) es que, en medio de esta apuesta por el cava de mayor calidad, las ventas de la categoría Guarda Superior cayeron un 13% respecto a 2022. “No tiene tanto que ver con la demanda, ni con el precio, sino con la nueva normativa aplicada que hace que antes se vendieran como productos de Guarda, Reservas que hoy en día no se pueden hacer si no tienes compromiso con esta categoría”, resuelve el presidente del Consejo Regulador, que ha destacado, por otro lado, el gran protagonismo que toma la oferta ecológica.
En cuanto al futuro, Pagés augura para este año poca diferencia respecto a las ventas en volumen, pero avances en la revalorización. “Nuestro futuro está en hacer que los consumidores vean el gran producto que tenemos y le den este valor”, ha señalado el mismo directivo, que, independientemente de esto, ve evidente que seguirán subiendo los precios al calor de la falta de uva.
“Nadie tiene una bola de cristal, pero lo que sabemos es que las ventas han ido bien y que las bodegas han ido vaciándose”, se ha explicado. Viendo este 40% menos de recolección –ha concluido el mismo portavoz–, “va a haber carestía de producto”. Y así funciona la ley de la oferta y la demanda, ha rematado: “Si va a haber menos producto, este va a tener que subir”.