La ley de amnistía llegó al Senado finalmente y lo hizo con bronca. El primer paso, la admisión a trámite de la norma después de pasar el filtro del Congreso, ya provocó este martes un durísimo enfrentamiento entre PP y PSOE. Y anticipa cuál será el tono durante todo el proceso en la Cámara Alta en los próximos dos meses. El origen del conflicto está en la propuesta que los populares llevaron a la Mesa para comenzar la tramitación de la norma -a la que el PP se opone de lleno- asumiendo que no había otra opción porque la Constitución así lo exige en su artículo 90.1.
Un texto de siete páginas en el que el grupo popular se cura en salud llenándolo de reproches y advertencias sobre su posible inconstitucionalidad en base al informe de los letrados del Senado y de la secretaría general de la Cámara. Los expertos jurídicos del Senado sostienen en todo momento que se trata de un “fraude constitucional” y en el PP llegan a decir que es “una reforma constitucional encubierta”.
Por todo eso y ante las constantes advertencias de Vox, que piden al PP hacer uso de su mayoría absoluta para frenar la tramitación cuando eso sería una ilegalidad, amenazando incluso con una querella, los conservadores decidieron elevar a la Mesa una propuesta más detallada que incluyera todos los pormenores.
Y precisamente eso denuncian en el PSOE, insistiendo en que el Senado “tramita todo lo que viene del Congreso” sin que se tenga que entrar en todas esas aclaraciones. De hecho, los miembros del Grupo Socialista pidieron que el PP adjuntara como anexos todo lo que considerara (los informes de los letrados, el de la Comisión de Venecia) pero que los dejaran fuera de la admisión a trámite en sí de la ley de amnistía. Como el PP se negó, entendiendo que esta es una ley “profundamente especial y convulsa”, y que conviene dejar por escrito esas apreciaciones, los socialistas decidieron no votar.
De la «trampa» a la «paradoja»
Fuentes de la Cámara confirman que en el acta de la reunión de la Mesa de este martes se recoge el voto en contra del PSOE, lo que supondría que se hubieran opuesto a esa propuesta de admitir la ley. Los socialistas, sin embargo, insisten en que simplemente no participaron en la votación porque no iban a pronunciarse si se incluían todas esas consideraciones jurídicas y políticas: “Eso es una trampa”, explican.
En el PP lo ven con ojos muy distintos: “Qué paradoja que sean los miembros del PP los que cumplen con la legalidad a pesar de estar profundamente en contra de la amnistía, y que sea el PSOE el que vota en contra de tramitarla porque no les gusta lo que pone en el papel”, ironizaron.