Más allá de esbozar una sonrisa, abrir la boca de asombro o, directamente, reír e incluso aplaudir alguna obra rocambolesca creada por la Inteligencia Artificial (IA), respuestas personales y anecdóticas en el consumo de cada uno, ahora un ambicioso estudio pone un poco de luz al impacto de esta tecnología en la industria musical. Es decir, cifra y cuantifica el reto que viene -y que es ya muy presente- en el sector. ¿Cómo de mayúsculo es el desafío? Pues, como intuíamos, muy grande. Y la pregunta obligada posterior es: entonces, ¿cómo se encaja la imparable IA generativa en las artes, en la música? Veremos.