La cumbre de ministros de Exteriores cerró con un juego de evasivas entre los representantes de Estados Unidos y Rusia, Antony Blinken y Serguei Lavrov, respectivamente, y el consenso de los países de la necesidad de una pronta creación del Estado palestino. El ministro anfitrión, Mauro Vieira, destacó la importancia de ese acuerdo de palabra, porque no se plasmó en ninguna declaración final. «Hubo unanimidad en el apoyo a la solución de los dos Estados como la única posible para el conflicto entre Israel y Palestina», dijo, como si se tratara de una respuesta a la decisión del parlamento israelí de aprobar otra resolución que niega a reconocer la posibilidad de la existencia de un Estado palestino.
Vieira hizo especial mención al «desplazamiento forzado de más de 1,1 millones de palestinos hacia el sur de la Franja de Gaza”. Advirtió a su vez que «un gran número de países de todas las regiones expresó la preocupación por un conflicto que puede propagarse a sus vecinos».
El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell se expresó en una misma dirección: «Si pudiera resumirlo en una sola frase diría que todos (en la reunión), y no escuché a nadie en contra, hicieron una fuerte defensa de la solución de los dos Estados».
Borrell llamó a «movilizar nuestra capacidad política para impulsar esta solución, para que sea implementada. Si no, son solo ilusiones». Sostuvo al respecto que si bien «todos acuerdan con que la guerra debe acabar pero no coinciden sobre cómo conseguirlo». Recordó a su vez que «no habrá seguridad ni estabilidad política para Israel mientras Palestina no tenga sus derechos garantizados».
La situación en Ucrania
El encuentro en la ciudad maravillosa no fue ajeno a las tensiones bilaterales entre Brasil e Israel después de que el presidente Luiz Inacio Lula da Silva comparara la política de exterminio de los nazis y el papel que juega Israel en la Franja de Gaza. Por esa analogía, Tel Aviv lo declaró persona no grata. En cuanto al conflicto en Ucrania, el canciller brasileño señaló que varios países reiteraron su condena a la guerra, aunque no hizo mayor referencia a lo debatido por los ministros.
La próxima semana habrá otra reunión ministerial del G20, de ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales, en San Pablo. La economía no fue ajena a la cita en Río de Janeiro. Brasil impulsa iniciativas globales para combatir el hambre y la pobreza. El gigante sudamericano, que ocupa la presidencia temporal de ese foro integrado por las principales economías del mundo, la UE y, esta vez, la Unión Africana, también propone modificaciones al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Los conflictos en Oriente Próximo y Ucrania son, para Brasil, una prueba de su ineficacia. «Las instituciones multilaterales no están debidamente equipadas para lidiar con los desafíos actuales«, dijo Vieira el pasado miércoles, al abrir la reunión.