Las grandes empresas tecnológicas se preparan para hacer frente a la Ley de Mercados Digitales (DMA en inglés), la pionera regulación con la que la Unión Europea (UE) busca garantizar la competencia en el entorno digital y poner fin a las prácticas de abuso de poder de esos gigantes corporativos.
Este miércoles, la Comisión Europea (CE) ha anunciado la lista de compañías afectadas. Alphabet (Google), Amazon, Apple, ByteDance (TikTok), Meta (Facebook) y Microsoft deberán acatar el nuevo y estricto reglamento o enfrentarse a sanciones multimillonarias que podrían equivaler, en los peores casos, a hasta el 10% de su facturación global. También tendrán que hacerlo hasta 22 de sus servicios, entre ellos algunos como Instagram, Youtube o LinkedIn.
Bruselas les ha dado medio año de margen, hasta el 6 de marzo de 2024, para adaptarse. Aun así, la gran mayoría ya ha mostrado su disconformidad con una legislación que les obligará a realizar importantes cambios en su estructura que perjudicarán su negocio. Es por eso que ya han movilizado a sus abogados y preparan posibles acciones legales. «Habrá litigios, sin duda», anticipó en agosto Gerard de Graaf, embajador de la CE en Silicon Valley, capital tecnológica de Estados Unidos y de donde provienen la mayoría de empresas afectadas.
Mejoras para los usuarios
La nueva ley de la UE supondrá importantes cambios en la forma en que operan las redes sociales, pero también otras ramas de la economía digital como son navegadores web, buscadores, plataformas de comercio digital y de ‘streaming’ de vídeo y audio, reservas turísticas y sistemas operativos tanto de escritorio como de móvil. Todo ello, ha remarcado el Comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, «significa más opciones para los consumidores».
Estos son los principales cambios que te afectarán.
Más capacidad de elección
A partir del marzo, los consumidores tendrán más servicios entre los que elegir. Y es que la DMA prohíbe a las grandes compañías señaladas obligar a los usuarios a utilizar solo unos servicios específicos, sean los suyos o los de un tercero, pues entienden que esa priorización atenta contra la libre competencia en el entorno digital. Google, por ejemplo, paga miles de millones de dólares al año a Apple para que su buscador funcione por defecto en productos como los móviles iPhone o los ordenadores Mac. Así, los usuarios podrán deshacer esa decisión y desinstalar las aplicaciones preconfiguradas en sus dispositivos.
Adiós al rastreo sin consentimiento
Otra clave de la DMA es que dificultará el rastreo de la actividad en línea de los usuarios y la recopilación de datos personales con el fines publicitarios. Así, los gigantes tecnológicos se verán obligados a contar con el consentimiento explícito de los consumidores, algo que hasta ahora habían descartado hacer de forma voluntaria. Y eso es porque el negocio de muchos de ellos, como Google o Facebook, depende de la publicidad basada en el comportamiento de sus usuarios. Cuando se le pregunta, el usuario tende a no permitir su rastreo, como ya se vio con el cambio en las políticas de privacidad de Apple. La DMA puede abrir la herida de esas empresas. Además, la ley también prohibe que dos servicios distintos de la misma empresa (como Facebook e Instagram) puedan intercambiar datos de los usuarios.
Interoperabilidad
La nueva ley de la UE define la interoperabilidad como «la capacidad de intercambiar información y utilizar mutuamente la información que se ha intercambiado a través de interfaces u otras soluciones, de modo que todos los elementos de hardware o software funcionen con otro hardware y software«. O sea, que los consumidores puedan combinar servicios de distintas empresas. A la práctica eso equivaldría a que, por ejemplo, los usuarios de WhatsApp puedan mandar mensajes de texto a usuarios de otras plataformas como Telegram, Signal o iMessage.
Aunque ahora parece difícil de imaginar, ese escenario de comunicación horizontal ya es una realidad desde hace años en servicios como el correo electrónico. Aun así, algunos expertos apuntan a que esa nueva interoperabilidad podría debilitar el cifrado de extremo a extremo que garantiza la privacidad de las comunicaciones en las apliucaciones de mensajería instantánea.
Precios «más justos»
En su defensa de la ley, la CE aseguró el año pasado que las prácticas anticompetitivas de los gigantes tecnológicos conducen a «menos innovación, menor calidad y precios más altos». Añadía que con esas acciones desleales «es probable que los consumidores paguen más». Aunque no hay cifras específicas, Bruselas asegura que poner coto a la concentración de poder empresarial y conceder una mayor competencia entre proveedores de servicios terminará traduciéndose en «precios más justos» a los que los usuarios podrán acceder. Algunos estudios han sugerido que la DMA podría tener «consecuencias indeseadas» e hipotéticamente perjudicar tanto la competencia como la innovación.