«El rural tiene futuro». No es una frase de grandes expertos ni un lema para atraer a gente. Es la declaración de tres jóvenes ganaderas y granjeras que han decidido desoír esas voces que las animaban a dejar el campo para apostar por él, por lo que tienen al lado de casa, y crecer profesionalmente.
Ellas son Lucía Casal, Beatriz Rodríguez y Lucía Martínez. Compartieron ayer sus experiencias en el Museo de Estrella Galicia (MEGA), en la cita Comunicación Rural Sustentable, una jornada pionera de la fundación Galicia Sustentable, impulsada por Hijos de Rivera, que reunió a profesionales de la comunicación y líderes de iniciativas rurales para transformar la manera en que se comunica el medio rural y proyectarlo como un espacio de autenticidad y futuro.
A sus 22 años, Casal, hija de ganadero, se considera parte del «relevo generacional» que da vida al campo. «Con 20 años decidí quedarme y desarrollar varios proyectos, como dar vida a fincas abandonadas y montar una nave para 500 becerros», relató, e insistió en que «el rural tiene futuro».
Otro ejemplo de ello es el de la granjera Beatriz Rodríguez, de Lalín. Con 18 años, decidió irse a estudiar a Cataluña. «Yo vivía en la aldea, pero nunca se me pasó por la cabeza quedarme en el rural. La sociedad te inculca que si sacas buenas notas tienes que hacer una carrera», explicó. Sin embargo, aunque disfrutó de los primeros años, su experiencia universitaria le llevó a «valorar cosas como volver a casa, al campo, el contacto con la naturaleza». Es decir, echaba de menos «esa calidad de vida física y mental que te da la aldea».
Volvió a casa, al campo, como «una vía de escape» y decidió crear, de cero, su granja. Desde ahí organiza brunchs en los que muestra «nuevas oportunidades para los jóvenes»y acerca este mundo a los que todavía no lo conocen. «La gente que viene y que no está muy vinculada con el rural llega y dice: ‘Esto es precioso’». Algunas de esas personas son las que luego abandonan la ciudad para «vivir en el campo».
A Lucía Martínez también la intentaron convencer de que buscase una oportunidad lejos de casa, lejos de animales y vegetales. Pero ella sabía que su sitio estaba en Chandrexa de Queixa como ganadera. También ha creado una página web en la que vende productos típicos de la zona. «Tenemos muchos productos que la gente no conoce y las redes sociales son buenas para eso. Se puede pedir desde la otra punta del país y disfrutar de esos sabores que te transportan al territorio», detalló sobre una iniciativa que surgió en la pandemia.
Martínez cree que «siempre tiene que haber una oveja negra que apueste por quedarse». Y ella lo hizo, orgullosa además de seguir los pasos de sus padres y abuelos, también ganaderos. Estudió Ingeniería Agrónoma, pero una vez que salió fuera entendió «que el campo no lo puedes dejar escapar». «Tengo un territorio y conocimientos que me ayudan a innovar», manifestó, y aseguró que «el rural también se puede digitalizar».
De hecho, aunque en este caso son ganaderas y agricultoras, Casal defendió que «hay mucho campo donde poder emprender», desde «montar una empresa online a hacer algo relacionado con el turismo». «El rural da muchas oportunidades», añadió.
Martínez es consciente de que a lo mejor esta apuesta por el campo«no es el camino más fácil», pero considera que merece la pena. «No hay que pensar por qué la gente se marcha, sino qué se necesita para que la gente se quede. No por quedarte en la aldea vas a ser menos. Hay que apostar y tener ganas, tirarse a la piscina de cabeza», reivindicó la joven ourensana.
Para Rodríguez, la clave está en «tener ilusión siempre». A ella, por ejemplo, le hace feliz ver «que nace un nuevo animal en la granja», pero también tiene objetivos a largo plazo. «Me gustaría hacer algo que ayude a otras explotaciones para mejorar sus propios cultivos», confesó.
Historias reales
y productos únicos
Este encuentro impulsado por Hijos de Rivera nace como respuesta a una de las principales conclusiones del Foro Rural Sustentable, en el que los participantes subrayaron la necesidad de construir una comunicación positiva y auténtica del medio rural. Este enfoque busca romper con los estereotipos tradicionales y poner el foco en las historias reales, los productos únicos y las oportunidades de desarrollo sostenible que ofrece el rural gallego.
En la cita se premió a Laura Vallejo y Elia Lugilde, dos creadoras de contenido que inspiran desde su autenticidad.













