Tres emblemáticas aves de los ecosistemas alpinos del norte peninsular, el gorrión alpino, el mochuelo boreal y el lagópodo alpino, están sufriendo una reducción alarmante en sus poblaciones, una situación que las ha llevado a ser catalogadas como ‘vulnerables’. Esta categoría, establecida según criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), exige la puesta en marcha urgente de medidas de conservación y gestión en sus hábitats.
Las montañas ocupan apenas una cuarta parte de la superficie terrestre, pero son reservorios vitales de biodiversidad: en ellas se concentra el 87% de las especies de vertebrados y alrededor del 4% de las plantas con flores del planeta, muchas de ellas endémicas, subraya SEO/BirdLife.
Esta riqueza es fruto de una complejidad única, generada por la elevación, la topografía y una interacción particular con el sistema climático global, que crea gradientes ambientales irrepetibles. Sin embargo, esta misma complejidad y especialización las hace extremadamente sensibles.
Una evidencia irrefutable
Los cambios estructurales en las comunidades ecológicas, impulsados por el cambio climático, ya no son una proyección, sino «una evidencia irrefutable«, alerta la ONG, y son los ecosistemas montañosos los que están sufriendo de manera más prematura y severa las consecuencias del calentamiento global.
Ejemplar de gorrión alpino. / Pierre Dalous
El aumento de las temperaturas está provocando la desaparición de esos microclimas particulares que actuaban como refugio, forzando a las especies a redistribuirse hacia altitudes mayores y alterando ritmos fenológicos esenciales para su supervivencia. A esta presión se suma la fragmentación de su hábitat.
Tres monografías
Ante este escenario, y dada la tradicional escasez de información detallada sobre especies de baja densidad y difícil detección, SEO/BirdLife ha realizado el primer censo a escala estatal para estas tres aves, actualizando sus estimaciones poblacionales y su distribución en España, que constituye el límite meridional de su área en Europa, lo que confiere a estas poblaciones una importancia y una vulnerabilidad aún mayores.
Los exhaustivos estudios, plasmados en tres monografías realizadas por expertos del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (CSIC/UO/PA) y del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC) y editadas por SEO/BirdLife, constituyen una herramienta fundamental para dar la voz de alarma sobre esta delicada situación y arbitrar las acciones necesarias.

Lagópodo alpino. / SEO/BirdLife
Lagópodo alpino
La situación del lagópodo alpino o perdiz nival, un ave característica de los roquedos y canchales por encima del límite del bosque, es igualmente crítica. El censo determina una población muy reducida, próxima a los 945 individuos en todo el Pirineo español, con disminuciones superiores al 37% en algunas poblaciones.
Las proyecciones no son halagüeñas. Teniendo en cuenta predicciones modelizadas sobre la base de la evolución de su hábitat por el cambio climático, se augura una disminución muy severa de su distribución potencial para el periodo 2041-2070. Este panorama, unido a su ya exiguo tamaño poblacional, justifica su catalogación como ‘vulnerable’.

Mochuelo boreal. / Facebook
Mochuelo boreal
El mochuelo boreal, una rapaz nocturna discreta y escasa ligada a los bosques de coníferas del Pirineo y Prepirineo, presenta una singularidad que aumenta su fragilidad: depende para nidificar de los agujeros creados en los árboles por el pico picamaderos negro.
Utilizando una innovadora red de 320 grabadoras que trabajaron cada noche, el estudio pudo confirmar su presencia en 50 puntos, estimándose una población total de unos 483 individuos en el Pirineo español. Es, precisamente, este pequeño tamaño de población el que lleva a considerar a la especie en la categoría de amenaza de ‘vulnerable’.

Gorrión alpino. / Francesco Veronesi
Gorrión alpino
El gorrión alpino, la única especie de su grupo que se expandió ampliamente por las grandes cordilleras euroasiáticas, encuentra en España el borde más vulnerable de su distribución. Se reproduce en terrenos rocosos y praderas alpinas por encima de los 1.700 metros en la cordillera Cantábrica y los 1.900 en Pirineos.
El estudio estima una población de unas 3.386 parejas, aproximadamente 6.770 individuos. No obstante, la comparación con estimaciones históricas revela un declive preocupante, especialmente en la vertiente cantábrica, donde algunas colonias han reducido su tamaño en más del 40% en la última década. La especie depende de factores como la persistencia de la nieve, que el cambio climático está reduciendo. «En estas circunstancias de fraccionamiento y tamaño de población se estima que debe considerarse en la categoría de ‘vulnerable’», señala el informe, que aboga por un plan de conservación urgente.
Los resultados de estos tres estudios, más allá de cuantificar un declive, ponen de relieve una necesidad imperiosa. Subrayan la urgencia de aplicar programas de seguimiento específicos y estandarizados a largo plazo, que permitan detectar tendencias con precisión y diseñar medidas de conservación efectivas, concluye SEO/BirdLife.













