Ignacio Juliá, consejero delegado de Banco Santander España, ha remarcado este jueves en el III Foro Financiero de Prensa Ibérica, organizado por EL PERIÓDICO y el vertical económico del grupo, ‘activos’, sostiene que la banca y la economía españolas atraviesan un “momento dulce”, pero es imprescindible acelerar la transformación del modelo de negocio y simplificar la regulación para sostener la competitividad en el tiempo.
Juliá ha recordado que llegó a la filial española de Santander desde ING en un momento crítico para el sector, tras años de tipos de interés en cero o en negativo y en plena transformación del modelo de la entidad. “Nuestro reto ha sido mantener una rentabilidad sostenible en un entorno totalmente distinto, con tipos que pasan del 0% al 4%, al tiempo que transformábamos el banco”, ha explicado. Esa transformación, ha subrayado, pasa por dejar de ser “un banco de producto” para convertirse en “un banco de clientes, más móvil, que aproveche toda la potencia de la red y de los canales”.
Pese al cambio de escenario con la reciente bajada de tipos, Juliá ha defendido que las cuentas de la entidad en España siguen mostrando fortaleza: “La cuenta de resultados está muy bien y la rentabilidad sobre el capital está por encima del 10%, un nivel muy razonable”. A su juicio, la banca y la economía españolas están “en un año dulce”, con empresas más saneadas y un sistema financiero más sólido y rentable que en el pasado, pero ha remarcado que «hay que estar preparardo para cuando cambie el ciclo».
El cambio de ciclo de tipos ha supuesto un alivio para la cuenta de resultados, pero Juliá ha insistido en que no se trata de una situación excepcional, sino de normalización. “Venimos de años con tipos cero o negativos en los que no ganábamos dinero con la mitad del balance, y eso nos obligó a reinventarnos y ser más eficientes. Ahora que los tipos se han normalizado, vemos tasas de rentabilidad más razonables”, ha explicado. Y ha ligado directamente la salud del sector financiero al crecimiento económico: “Una banca sólida es clave para el desarrollo de la economía. Si los bancos no estamos bien, no podemos prestar, y sin crédito no se pueden desarrollar los negocios que crean empleo y bienestar social”.
Sobre el mercado hipotecario, el banquero ha recordado que España es uno de los países con márgenes más ajustados de Europa. “El mercado hipotecario español es muy competitivo, probablemente con los diferenciales más bajos después de uno o dos países”, apuntó, tras comparar con su experiencia en otros mercados europeos donde “las hipotecas son mucho más caras”. Su mensaje, no obstante, fue de equilibrio: “Lo importante es que la suma de las partes funcione: que el cliente esté contento y que el banco pueda mantener una calidad de servicio adecuada”.
«Simplificar las reglas»
El consejero delegado de Banco Santander España ha abogado por la «simplificación de requerimientos de capital en la Unión Europea para ganar competitividad y crecimiento» en un momento en el que los bancos europeos pierden relevancia ante la creciente competencia de Estados Unidos y China que están desregulando su sector financiero. «Si no simplificamos dependencias, corremos el riesgo de limitar nuestro propio desarrollo, sobre todo en un entorno global donde Estados Unidos avanza hacia marcos más integrados y competitivos», ha subrayado. La receta de Juliá, reflejada también en el informe Draghi, pasa por mantener la solidez del sistema, pero con reglas más claras, proporcionadas y coherentes que permitan a la banca europea jugar «en igualdad de condiciones» en el tablero global.
El consejero delegado ha recordado que Santander es una entidad con más de 160 años de historia y que, igual que en los procesos internos, la inercia ha llevado en Europa a una acumulación de normas. «La regulación ha sido muy saludable para tener sistemas financieros más sólidos, pero hemos ido añadiendo y añadiendo capas», ha advertido. Ese exceso normativo, apunta Juliá «genera duplicidades, eleva los costes y puede estar frenando la inversión y el crédito necesarios para el crecimiento». «Hay que estar obsesionados con la simplificación en todo lo que hacemos, porque se traduce en mejores costes, más agilidad y clientes más satisfechos», ha defendido.
El número uno en banca de empresas
El directivo ha puesto el foco en el cambio de hábitos de los usuarios y en el peso creciente del canal digital. “Todos llevamos el móvil en el bolsillo; cada vez empezamos más gestiones en el teléfono y luego decidimos cómo continuar”, ha apuntado. Santander España registra ya alrededor de 2.000 millones de interacciones anuales con clientes, de las que la inmensa mayoría se produce a través de la app y la web, frente a las realizadas en oficinas o por otros canales. “Por eso trabajamos para que la experiencia en el móvil sea más sencilla, más personal y más relevante”, ha añadido.
Esa transformación se refleja, según Juliá, en los indicadores de vinculación y satisfacción. “En banca de empresas somos el número uno y en particulares nos hemos subido al podio, recortando ocho puntos de distancia con el líder”, ha afirmado. El crecimiento en “principalidad” —que los clientes hagan más cosas con el banco— y los avances en los distintos segmentos, desde particulares hasta banca corporativa, son para él una prueba de que “la red y el modelo de relación” están cambiando en la buena dirección.
Preguntado por la competencia de nuevos actores como los bancos puramente digitales, el consejero delegado ha remarcado la combinación de red física y músculo tecnológico como una ventaja competitiva. «Si tienes toda la capacidad de la red, estás evolucionando el modelo para dar más valor y además ofreces el mejor servicio digital, tienes un ‘win-win’», ha resumido. En el caso de las empresas, ha añadido, “es fundamental la atención y el conocimiento del cliente para llevarle soluciones a medida”.
Juliá ha reivindicado también la estrategia global del grupo, basada en plataformas tecnológicas comunes organizadas por “dominios globales” que se reutilizan en distintos países. “Trabajamos con una regla 80-20: el 80% es igual y el 20% se adapta a cada mercado. Eso permite tener una base de costes más baja que los competidores y, por tanto, más capacidad para competir en precio sin renunciar a la rentabilidad”, ha indicado.
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