La Copa del Rey Mapfre vive este martes uno de sus días marcados en rojo. El sorteo de dieciseisavos de final, la última eliminatoria del año, cita a los 32 equipos supervivientes a partir de las 13.00 horas, en el salón Luis Aragonés de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, con retransmisión en directo por Teledeporte, Movistar Plus+ y la web de la RFEF. Es el momento en el que entran en escena los cuatro gigantes de la Supercopa (Barça, Real Madrid, Atlético y Athletic) y se cruzan por primera vez con los modestos que vienen de superar dos rondas de pura trinchera.
El cuadro está formado por clubes de hasta cinco categorías distintas. Al representante de la Copa Federación, el Ourense CF, se suma el Atlético Baleares como único superviviente de Segunda Federación. Desde Primera Federación llegan CD Guadalajara, Real Murcia, CF Talavera y CD Eldense. La Segunda División aporta nueve equipos y la Primera División, trece, a los que se añaden los cuatro participantes de la Supercopa. Para ordenar todo este mosaico, la RFEF dispone seis bombos diferenciados sobre el escenario.
El protocolo del sorteo arranca con nombre y apellido: Ourense CF. El campeón de la Copa Federación es el primero en salir a escena y tiene premio gordo asegurado. Uno de los cuatro equipos de la Supercopa visitará O Couto entre el 16 y el 18 de diciembre. La siguiente bola protagonista es la del Atlético Baleares, único representante de Segunda Federación que sigue vivo. El Estadio Balear también recibirá la visita de Barça, Madrid, Atlético o Athletic en unos dieciseisavos con aroma a gran noche para las aficiones locales.
Cruces con sabor a hazaña
Tras emparejar a Ourense y Atlético Baleares, quedarán todavía dos clubes de la Supercopa por asignar. Su destino estará en la Primera Federación: dos de los cuatro equipos de esta categoría serán señalados para recibir a esos gigantes del fútbol español. De este modo, la competición garantiza que los cuatro participantes de la Supercopa empiezan su camino en campos de categorías inferiores y siempre como visitantes, respetando el espíritu de la Copa de premiar a los modestos con un partido histórico en casa.
A partir de ahí, el sorteo se abre por completo. Desde esta ronda desaparecen los criterios de proximidad geográfica que habían ordenado las eliminatorias anteriores, de modo que cualquier viaje es posible. El nuevo formato está diseñado para producir dos duelos en los que los otros dos equipos de Primera Federación se midan a dos clubes de Primera División que no disputan la Supercopa, nueve eliminatorias en las que conjuntos de Segunda se enfrenten a nueve equipos de Primera y, como guinda, un último cruce entre dos clubes de la máxima categoría.
En este último emparejamiento entre equipos de Primera, el detalle también está reglado: actuará como local el penúltimo club en salir del bombo y como visitante, el último. En el resto de eliminatorias, se mantiene la filosofía general de la Copa: el equipo de menor categoría juega en casa y disfruta del empuje de su estadio, de su césped y de su ambiente ante un rival, en teoría, superior.
Ilusión y desafío para los modestos
El resultado es un sorteo pensado para hacer soñar antes de Navidad. Los modestos saben que tienen muchas opciones de recibir a un grande en su estadio y los gigantes asumen que su estreno copero llegará en campos pequeños, con aficiones desatadas y sin margen de error en una eliminatoria a partido único que se decidirá, sí o sí, en noventa minutos.













