Pedro Sánchez continúa optando por una estrategia política de asumir «responsabilidades» públicamente por los escándalos que afectan al Gobierno, sin que éstas conlleven consecuencias reales para él.
El presidente intentó zanjar este sábado el escándalo protagonizado por Paco Salazar, tildando de mero «error» que el PSOE no haya tramitado en cinco meses las denuncias presentadas por dos mujeres contra su exasesor, en los canales internos del partido, por presunto acoso sexual.
En una conversación informal con periodistas tras los actos del Día de la Constitución, Sánchez aseguró que asume «en primera persona» la responsabilidad por lo que calificó como un «error de velocidad y en la interlocución con las víctimas».
Pedro Sánchez replica así la estrategia que aplicó ante los escándalos que han afectado a los dos últimos secretarios de Organización del partido: José Luis Ábalos y Santos Cerdán.
«He pedido perdón y he asumido mi responsabilidad por la situación provocada por Ábalos y Santos Cerdán«, aseguró Sánchez el martes, cuando concedió sendas entrevistas a RAC1 y TVE.
En los tres casos, según el presidente del Gobierno, su «responsabilidad» personal ha consistido en cesar de sus cargos a estos tres estrechos colaboradores.
Pero sin ninguna consecuencia para el propio Sánchez, por la culpa in vigilando que implica haber designado para puestos de su máxima confianza, en el partido y en el Gobierno, a personas cuya conducta reviste caracteres delictivos.
Pedro Sánchez tuvo que desistir de nombrar el pasado 5 de julio a Paco Salazar como adjunto a la Secretaría de Organización del partido, al salir a la luz testimonios de distintas mujeres que le señalaban por un comportamiento inadecuado, tanto en el partido como en la Moncloa.
Sánchez animó entonces a las militantes a que denuncien en los canales internos del partido cualquier situación que sufran de «agresión o acoso sexual».
Así lo hicieron pocas horas después dos mujeres, que sostienen haber sufrido acoso por parte de Paco Salazar, entonces asesor del presidente en la Moncloa.
Sin embargo, cinco meses después, el PSOE ni siquiera se había puesto en contacto con estas dos afiliadas para ratificar su testimonio.
Ambas denuncias incluso llegaron a desaparecer de la plataforma habilitada por el partido. Algo que la dirección del PSOE ha atribuido a un problema informático de «ofuscación de datos».
Ante los periodistas, Sánchez aseguró este sábado que se ha tratado de un «error» involuntario, y que no ha existido ninguna voluntad de «encubrir» a su antiguo colaborador.
Al hacer estas afirmaciones, Sánchez obvió que la ministra portavoz, Pilar Alegría, fue descubierta hace apenas un mes comiendo con Paco Salazar, tal como desveló un diario, cuando ya habían salido a la luz las denuncias por presunto acoso sexual.
Preguntado por dicho encuentro, Sánchez indicó que «no me consta que se haya dado orden de estar con él«.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, acusó este sábado a Sánchez de “hipocresía” y se mostró convencido de que “lo sabía y lo tapó”, dijo en alusión al escándalo de Paco Salazar.
En declaraciones a los medios antes del acto institucional del Día de la Constitución, el líder de la oposición afirmó que Sánchez “ha estado seis meses conviviendo con él en La Moncloa” y que debía de “tener conocimiento de las denuncias de compañeras del señor Salazar”.
Sin embargo, el presidente sostiene que conoció las acusaciones de presunto acoso sexual «a través de los medios de comunicación».
Del mismo modo que sostuvo, en su entrevista del martes, que el exministro José Luis Ábalos era para él «un gran desconocido en lo personal«.
Sin embargo, sobre esta última afirmación, la exvicepresidenta Carmen Calvo admitió recientemente que en 2021 informó directamente al presidente sobre rumores relativos a la vida privada de Ábalos cuando este era ministro de Transportes.
Tras varios días de silencio, el PSOE dirigió el viernes una nota a su militancia pidiendo disculpas por el caso Salazar y reconociendo que «no hemos estado a la altura de nuestros principios».
El malestar interno ha generado movimientos significativos. Las federaciones de Asturias y Galicia presionan activamente para que el PSOE presente las denuncias contra Salazar ante la Fiscalía.
Sánchez argumentó este sábado que el PSOE no puede hacerlo, al tratarse de denuncias anónimas. Pero aseguró que el partido apoyará a las víctimas si deciden poner los hechos en conocimiento de la Fiscalía.
El caso de Torremolinos
Pero un caso similar ha surgido esta semana en Málaga: el PSOE ha cesado a su secretario general en Torremolinos, Antonio Navarro, sólo después de que saliera a la luz que fue denunciado por una edil de su partido, también por presunto acoso sexual.
Ante la nula respuesta por parte de Ferraz, que ignoró en dos ocasiones las denuncias internas, la mujer se vio obligada finalmente a acudir a la Fiscalía.
Fuentes del PSOE andaluz sostienen ahora que la víctima acudió a Fiscalía no porque se le haya ignorado internamente, sino «por temor a una agresión física».
No obstante, la dirección del PSOE admitió este sábado que la vicepresidenta María Jesús Montero, mantuvo un encuentro con la denunciante, después de que estallara el escándalo.
Las mismas fuentes aseguran que Montero «cree totalmente» a la mujer, dada la «relación de confianza» establecida entre ambas, ya que se conocen desde hace varios años.
La Secretaría de Igualdad del PSOE de Málaga ha emitido un comunicado público, al que se han adherido cientos de militantes andaluzas, en el que exige que el partido «actúe de forma contundente» frente a los casos de acoso.
El comunicado de Málaga incluye una crítica apenas velada a la actuación de la dirección del PSOE, a la que exige que «honre su historia feminista no solo con palabras, sino también con hechos«.
Porque el feminismo, añade, no puede ser un discurso meramente «decorativo» para el PSOE.










