La conexión ferroviaria de alta velocidad entre Madrid y Lisboa, a través de Extremadura, es una reivindicación de más de dos décadas, indispensable para cerrar la brecha que mantiene la región con respecto al resto de España. El proyecto avanza, aunque con un calendario a un ritmo menor de lo que la sociedad extremeña reclama. Entre abril y junio de 2026, según el Ministerio de Transportes, los trenes actuales podrán empezar a circular a 300 kilómetros por hora reduciendo considerablemente los tiempos de conexión con Madrid. El lado portugués avanza aún más despacio y la puesta en servicio internacional no se espera que culmine hasta dentro de nueve años.
El corredor está incluido en la Red Básica de Transporte de la UE. La Comisión Europea ha aprobado una decisión de ejecución clave que impulsa el proyecto y desbloquea cerca de 985 millones de euros en fondos comunitarios. A raíz de este impulso, los estados español y portugués firmaron el pasado mes de octubre un acuerdo para formalizar el plan de desarrollo de la conexión. Según ese plan, para 2030 la línea permitiría un viaje de aproximadamente cinco horas entre Madrid y Lisboa; para 2034 está previsto alcanzar el objetivo de unas tres horas. Con el anuncio queda desdibujado uno de los anhelos de la comunidad: disponer del trazado internacional a tiempo para el Mundial de Fútbol que coorganizan España y Portugal en 2031. Un año en el que también tiene la mirada puesta el Ayuntamiento de Cáceres, puesto que aspira a ser declarada para esa fecha Capìtal Cultural Europea.
La denominada Línea de Alta Velocidad (LAV) a Extremadura se extiende unos 437 km a través de varios tramos: Madrid-Oropesa, Talayuela–Plasencia, y Plasencia–Cáceres–Mérida–Badajoz. El primero de ellos es el más retrasado, aún en fase de proyecto informativo, debido a las discrepancias sobre el trazado con Castilla-La Mancha, en particular por el paso por Toledo. Otros subtramos pendientes, como los comprendidos entre arroyo de Santa María–Navalmoral, Río Tiétar–Malpartida de Plasencia, y conexión Madrid–Plasencia, siguen en fases iniciales de obra. Desde el lado portugués, el tramo que conecta Évora con Elvas (próxima a la frontera con España) ya está en construcción. Está previsto que este tramo entre en servicio hacia 2025–2026, lo que acercaría la conexión Lisboa-Badajoz, a expensas de la puesta en marcha definitiva, con un nuevo puente sobre el Tajo en Lisboa, ya para 2034.
Balance y retos
El respaldo europeo al proyecto y la disponibilidad de fondos suponen un acicate importante. El avance en la electrificación, las pruebas de ERTMS, y las pruebas de circulación de alta velocidad en Extremadura muestran que la infraestructura regional ya empieza a parecerse a una línea AVE real. Sin embargo, quedan cuestiones clave pendientes: completar los tramos críticos, garantizar la interoperabilidad transfronteriza y coordinar los plazos con Francia y resto de Europa para que la conexión alcance su máximo potencial. Ello supone realizar, de nuevo, obras, también en el lado español, ya que el ancho de vía en los tramos ya en servicio mantiene el tradicional, ibérico, para evitar el bloqueo con Portugal. Para 2034, las vías actuales tendrán que haber sido levantadas para adecuarlas al ancho internacional. Además, el calendario con 2034 como horizonte para el trayecto completo Madrid–Lisboa en 3 horas, exige un ritmo sostenido, algo que, hasta ahora, no ha sucedido.
Para Extremadura, la llegada de este corredor supone una oportunidad histórica de vertebración territorial, desarrollo económico y mejora de comunicaciones. Algo que se empezó a atisbar con la puesta en funcionamiento del tercer Alvia a partir de junio de 2025. Solo ese paso elevó considerablemente el número de viajeros. Desde el 1 de diciembre también se ha mejorado la comunicación entre Cáceres y Badajoz con cuatro nuevas frecuencias que reducen el viaje a 46 minutos. Un paso adelante, también, que puede suplir parte de los problemas que se originen por otra reivindicación retrasada: la autovía A-58 entre Cáceres y Badajoz, cuyas obras acaban de comenzar. La finalización está prevista para 2030, cuando sustituirá a la N-523, una vía de trazado complicado por la que circulan 4.000 vehículos diarios. Las conexiones interrees clave para vertebrar la comunidad, con Badajoz como polo industrial y el norte de Cáceres, afectado por la despoblación.
Pero la percepción ciudadana y política va a depender de que las fechas se cumplan y de que se garantice que la conexión no quede colgada entre tramos inconclusos por años.















