Memoria visual de Zaragoza. La ciudad destruida es la duodécima selección de imágenes del Gran Archivo Zaragoza Antigua (GAZA), trasladadas de su original espacio en internet a las páginas de un libro, que ahora ve la luz tras las once anteriores entregas, tituladas Los emergentes años 1900, Los agitados años 10 Los inquietos años 20, Los cruciales años 30 Los sombríos años 40 Los grises años 50 Los prodigiosos años 60 Los convulsos años 70 Los flamantes años 80 Los pródigos años 90, además de la selección temática Industria y comercio en el siglo XX. La publicación editada por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN ya está disponible tanto en los puntos de venta habituales como en la sede del diario (calle Hernán Cortés 37) a un precio de 18 euros junto con el ejemplar.
Como en las ocasiones precedentes, los responsables de ese archivo, José María Ballestín Miguel y Antonio Tausiet, se han encargado de la selección, en este caso para dar testimonio de lo que ya no existe, sea por derribo o cambio de uso. Dada la profusa historia de desapariciones forzadas en la ciudad de Zaragoza, el aporte de material gráfico ha sido en esta ocasión más numeroso de lo habitual, incluyendo hasta 498 imágenes.
Cinco capítulos
El orden elegido estructura el libro en cinco capítulos: edificios civiles como casas, palacios o construcciones de la administración; edificios religiosos y militares, muchas veces el mismo por cambio de uso; hitos urbanos como puertas, arcos, puentes y otros elementos emblemáticos; industria y transportes, recordando notables factorías y arquitecturas ferroviarias e itinerarias; y comercio y sociedad, donde se rememoran negocios y lugares de ocio perdidos. Un recorrido que, más allá del elemento nostálgico, constituye un catálogo razonado de desacertadas decisiones económicas, públicas y privadas, alejadas de la protección del patrimonio.
La Reina de las Tintas, almacén de papelería y objetos de escritorio, inaugurado en 1880 en la calle de la Torre Nueva, que cerró en 2007. / GAZA
Zaragoza es un buen ejemplo de evolución histórica marcada por la destrucción. Es frecuente leer remembranzas de su esplendor musulmán, de su catálogo de palacios renacentistas y hasta de la pujanza artística de sus construcciones de hace apenas un siglo, sobre todo en el eje que desde la plaza de Aragón se prolongaba hasta los paseos de Sagasta y Ruiseñores. Pero de todo eso sólo quedan escasas muestras que han perdurado como ejemplos de lo que pudo haber sido y no fue. Al igual que las doscientas casas solariegas catalogadas, las numerosas y notables edificaciones industriales derribadas y la huella de un rico pasado ferroviario apenas si han quedado fijadas en la memoria a través de sus representaciones gráficas.
Según Ballestín y Tausiet, el tradicional recurso a justificar esta pérdida patrimonial sólo por el impacto los Sitios de 1808 y 1809 se cae por su propio peso: si bien la ciudad sufrió graves daños durante la francesada, fueron escasas las construcciones notables afectadas en su totalidad y en muchos de los casos conviene recordar que se trató de edificios fortificados para uso militar. «La destrucción fue incomparablemente mayor después, en distintas fases, y a menudo a causa de la especulación, un mal que se remonta al siglo XIX a rebufo de las desamortizaciones y apoyado en los numerosos planes de higienización que se llevaron por delante tanto las puertas de la ciudad, de las que sólo queda la del Carmen, como manzanas enteras repletas de edificios históricos», indican.
La presentación, el 9 de diciembre en el Paraninfo
La presentación de ‘La ciudad destruída’ se realizará este miércoles 9 de diciembre a las 19.00 horas en el Edificio Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. El acto contará con la presencia de los autores, José María Ballestín y Antonio Tausiet, y la entrada es libre hasta completar el aforo. El libro ya está a la venta a un precio de 18 € con el ejemplar de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN.
Para los autores, «el punto álgido de destrucción más reciente lo constituyó la época del desarrollismo franquista, cuyo arrase comenzó en la década de los 60 y se prolongó en la recuperada democracia hasta finales de los 80, siempre con la intervención decidida de entidades de ahorro locales. Sin perjuicio de que esta costumbre arraigada continúa aún hoy».
Palacios, iglesias, conventos, cuarteles, monumentos, entornos urbanos, industrias, infraestructuras, vestigios arqueológicos, teatros, cines, hoteles, cafés, tampoco desaparecieron por arte de magia. No se trata de un fenómeno inevitable, inherente al progreso o a la evolución de las costumbres. «La mayor parte de esas desapariciones son destrucciones deliberadas, cuyas responsabilidades son diáfanas», señalan José María Ballestín y Antonio Tausiet. Este libro pretende ser un nutrido testimonio gráfico y textual acerca de todo lo que han provocado, aliadas, la codicia, la desidia y la ignorancia en la ciudad de Zaragoza en los dos últimos siglos.

Domus romana del siglo I extramuros de la colonia en la calle del Heroísmo. / GAZA
Con la presente entrega de Memoria visual de Zaragoza, impulsada y editada por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, se añade otro tomo a esta enciclopedia gráfica de la historia de la ciudad en el siglo XX que desde su lanzamiento en 2018 ha obtenido una gran acogida, con algunos de sus títulos agotados y reeditados en varias ocasiones. Todos los títulos de la colección se pueden adquirir en los puntos de venta habituales.













