La Administración Trump ha renombrado el Instituto de la Paz de EEUU en honor a Donald Trump y ha colocado el nombre del presidente en la sede de la organización a pesar de una lucha en curso por el control del instituto.
El diario británico ‘The Guardian’ informa de que es el último giro en una batalla judicial sobre quién controla este think tank sin fines de lucro que se centra en iniciativas de paz. Fue uno de los primeros objetivos del llamado plan Doge -el esquema de recorte de puestos del departamento de eficiencia gubernamental- este año, lo que provocó un desafío legal.
Fachada de la sede del Instituto para la Paz de EEUU, renombrado como Donald Trump. / Allison Robbert /AFP
El miércoles, el Departamento de Estado dijo que había renombrado la organización como Instituto de la Paz Donald J. Trump para «reflejar al mejor negociador en la historia de nuestra nación». El nuevo nombre podía verse en su edificio, que está cerca del Departamento de Estado.
El presidente ha pasado meses abogando abiertamente por un premio Nobel de la Paz, argumentando que tuvo un papel conciliador en una serie de conflictos en todo el mundo, a pesar de que continúan desatados conflictos que dijo que solucionaría. Últimamente, Trump también ha ordenado ataques contra presuntas embarcaciones de narcotráfico frente a las costas de Venezuela y ha amenazado repetidamente con que podrían venir ataques terrestres, lo cual sería un acto de guerra contra ese país.
Expulsión de la junta directiva
La toma del control del Instituto de la Paz tampoco fue nada pacífica, ya que la Administración Trump tomó posesión de la entidad independiente y expulsó a su junta directiva antes de colocar efectivamente su nombre en el edificio.
Anna Kelly, portavoz de la Casa Blanca, dijo: ·El Instituto de la Paz de Estados Unidos fue alguna vez una entidad inflada e inútil que despilfarraba 50 millones de dólares al año sin producir paz alguna. Ahora, el Instituto de la Paz Donald J. Trump, que está tanto bellamente como acertadamente nombrado en honor a un presidente que terminó ocho guerras en menos de un año, será un poderoso recordatorio de lo que un liderazgo fuerte puede lograr para la estabilidad global».









